miércoles, 13 de noviembre de 2019

Libro en tres tomos y homenaje al profesor Octavio Uña en el Ateneo de Madrid


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Julia Sáez-Angulo
Fotos: Peter Wall

            13/11/19 .- Madrid .- El catedrático de Sociología, Filosofía y escritor Octavio Uña ha sido objeto de un multitudinario homenaje en el Ateneo de Madrid, en el que se ha presentado el libro Intellectum valde ama. Ama intensamente la inteligencia. Homenaje al Profesor Octavio Uña (3 vols. 2035 pp), dividido en secciones que acogen ensayos, poemas o recuerdos. Más de 300 firmas intervienen en el libro al profesor homenajeado. 
       En el acto, presidido por Aarón García Peña, de la Sección de Literatura del Ateneo, intervinieron 14 personas entre sociólogos, juristas poetas y soprano, que glosaron la personalidad y la obra de Octavio Uña Juárez (Brime de Sog, Zamora, 1945), residente en la capital de España.

            Rafael Lazcano, editor del citado libro, subrayó la palabra “informada, culta y hermosa” del profesor Uña. Destacó su “talento, erudición y autoridad” y recordó que el título del libro se debe a una máxima de San Agustín, autor al que el catedrático homenajeado conoce bien y admira.
            Kiambu Tamo, catedrático de Economía de la Universidad de la Universidad de Cabinda, Angola, elogió al catedrático y poeta homenajeado por su ciencia y por su cordialidad en todos los encuentros docentes e intelectuales que han llevado a cabo durante sus viajes.
            Mercedes Fernández Antón, profesora titular de Sociología de la Universidad Complutense, recordó la gran labor que Octavio Uña ha hecho con la creación de la Asociación Castellano-Manchega de Sociología, que va a celebrar ya su XXIV congreso internacional. Destacó, dentro de su vida y docencia, la gran ayuda que siempre presta a los alumnos jóvenes y doctorandos, su concepción de la Universidad como Ortega y Gasset, “sin sectarismo ni corrupción”, “su gran elan vital y su sentido de la persistencia”. Recordó el primer poemario que le regaló Escritura en el agua.
            Josetxo Beriaín Razquín, catedrático de Sociología de la Universidad Pública de Navarra, describió a Octavio Uña como “gran viajero, de los que abren capítulos y hacen el mapa”. Un “circunvalador, un Homero y un Ovidio. Una especie de Leonardo moderno”, “homo transens, homo viator, en el interior y en el exterior” añadió, porque “la globalización es anterior al siglo XVI. El viaje como vida, que es nacimiento, peregrinación y misticismo extrovertido” en el profesor Uña.
            Álvaro Redondo Hermida, Fiscal del Tribunal Supremo de España, ex alumno de Octavio Uña, agradeció al profesor sus enseñanzas y la dirección de su tesis doctoral sobre la memoria histórica o la ley de la memoria histórica. El jurista recordó que la Sociología lo invade todo: las libertades, las conductas y el Derecho a la hora de su interpretación.
            María Cruz Llorente, fundadora del Premio de poesía Cafetín Coche en  El Escorial, recordó las facetas de docente, pregonero o promotor de veladas poéticas, que el profesor Uña llevó a cabo en el Real Sitio. “Un cicerone de lujo”, subrayó y “un embajador de su Zamora natal”, que ha sido “jurado en las 35 convocatorias del Premio Cafetín Croché”.
            Jesús Martínez Paricio, catedrático de Sociología de la UCM, elogió el altruismo de la edición de tres tomos por Rafael Lazcano, para compendiar todo lo mejor y lo dicho del profesor Uña y comentó la importancia del talante del homenajeado, por su gran capacidad de hacer cosas con la ciencia y el entusiasmo.
            Pedro Sánchez Vera, catedrático de Sociología de la Universidad de Murcia, admiró la gran capacidad de Octavio Uña para conjugar un perfil de hombre con conocimientos del mundo clásico y de la ciencia, así como su capacidad de análisis y corrección, al combinar con inteligencia las variables del tiempo y el espacio, Crónos con lo local y lo global, con dialéctica entre el Atlántico y el Mediterráneo. “Hombre activo, zamorano, escurialense, que une lo científico con el placer. Carpe diem”.
            Ignasi Brunet Icart, catedrático de Sociología de la Universitat Rovira Virgili, habló del profesor Uña como ser humano cercano y afable y destacó sus buenas dotes comunicativas y su capacidad analítica. Recordó el dicho: no hablamos el lenguaje; el lenguaje nos habla. Por último subrayó su capacidad docente como investigador en campos como los emigrantes, las mujeres y el género.
            José Antonio Díaz Martínez, catedrático de Sociología de la UNED, dijo que el ateneísta Octavio Uña merecía el maravilloso salón de actos del Ateneo, uno de los más bellos de Madrid, donde tenía lugar el homenaje. Reconoció que disfrutó de su magisterio, y que le dejó huella. “Octavio Uña pertenece a la saga de una generación que contribuyó a consolidar la Sociología como ciencia”, afirmó, al tiempo que destacó su faceta como poeta. Y anunció que próximamente se le va a hacer socio de honor en función de sus méritos, “porque representa el espíritu universitario en la sociedad moderna”.
            Encarnación Pisonero, poeta, calificó a Octavio Uña como “maestro eximio y apacible, desbordado y atento siempre a las peticiones, maestro y guía de doctorandos, a la par que poeta humano”, Señaló que el homenajeado lleva a Castilla dentro, una Castilla, que sin ver el mar, lo siente en su interior, cuando sus campos están sembrados. La poesía de Uña revela al “hombre castellano noble y generoso, para quien la palabra es ley”. “Castilla está en todos los poros del poeta, sobre todo en el libro Usura es la memoria, o Cierta es la tarde.
            Carlolina Andrada, joven soprano, puso el acento musical interpretando un aria de la opera Rinaldo de Händel y fue felicitada por el profesor.

            Octavio Uña Juárez cerró el acto con un amplio parlamento, agradeciendo a los intervinientes, su elogios,  y a los asistentes, su presencia. Recordó con afecto a sus profesores y a sus alumnos, muchos de ellos presentes en el homenaje y se dijo “profesor afortunado” y sufriente cuando ve a algunos de sus alumnos en el paro, año tras año. Confesó que se encontraba sobrecogido por los elogios, en “estado de silencio”. Declaró que “la Universidad es su santuario”, y que ama el Escorial, a quien calificó de “piedra fría” y “Castilla en piedra”; para Ortega “piedra lírica”. Ama al Ateneo de Madrid, por donde pasaron Unamuno y Ortega. Recordó al escritor zamorano León Felipe, a quien leyó siendo muy joven y destacó su libro Ganarás la luz. Explicó que el canon fonético del castellano estaba en torno a su tierra, León y Palencia. “La patria es nuestra lengua”, recordó. Declaró también “su amor al conocimiento y al cultivo manso y hermoso del trabajo. Sin trabajo no hay hombre. El trabajo hace al hombre”, decía san Agustín. “Soy un ciudadano ilusionado, comiéndome mis penas, como el poeta”.


 Octavio Uña y Carolina Andrada
 Encarna Pisonero interviene en el homenaje




1 comentario:

Emilio Jorrin dijo...


Muy estimada Julia: Muchas gracias por tu estupenda "MIRADA ACTUAL" y ENHORABUENA a nuestro querido amigo ilustre y polifacético Octavio Uña.

Un cordial saludo
Emilio Jorrín