Casa de Emilia Pardo Bazán en A Coruña, hoy Real Academia Galega
Julia Sáez-Angulo
20 05.10.- A Coruña.- Fue la mujer más brillante de su tiempo a caballo entre el XIX y el XX. Su obra abarca todos los géneros literarios, entre ellos la narrativa con obras maestras como “Los pazos de Ulloa”, un friso completo y exacto de la Galicia rural de su tiempo. Fue rechazada tres veces como miembro en la Real Academia de la Lengua Española, RAE, una mancha muy oscura en la docta institución. Emilia Pardo Bazán (1851 – 1921). Hoy cuenta con una casa-museo en la casona familiar que ella tuvo en A Coruña, donada a la Academia Gallega -que la hizo en su día presidenta honoraria- por la hija y la nuera de la escritora.
Vale la pena una visita a esta casa-museo coruñesa para evocar la figura magna de esta escritora ilustrada, que introdujo el naturalismo en su escritura, siguiendo el pulso francés de Emile Zola. Un naturalismo que sirvió para conocer como en una fotografía realista la sociedad que Pardo Bazán trataba de reflejar en su hermosa narrativa.
Fue una mujer audaz y feminista. A Emilia Pardo Bazán la aleccionó bien su padre, el marqués de Pardo Bazán, diputado a Cortes, al inculcarle que no creyera nunca que lo que hacía un hombre no lo podía hacer una mujer: “Mira hija mía los hombres somos muy egoístas, y si te dicen alguna vez que hay cosas quepueden hacer los hombres y las mujeres no, di que es mentira, porque no puede haber dos morales para los dos sexos”.
Frente a la sostenida educación de su tiempo, que incluso permitía a la mujer estudiar una carrera universitaria pero no ejercerla, la escritora denunció este absurdo como un abuso y un sinsentido. "Lees inicuas" las llamo"
Junto a Concepción Arenal luchó y batalló con denuedo a favor de la promoción de la mujer española reclamando educación y derechos para ella. Se apoyaba en la propia filosofía ilustrada del Padre Benito Feijóo –combativo contra las supersticiones y creencias fosilizadas sobre la mujer-, quien con buen tino distinguía entre el ser y la potencia de ser, y afirmaba que no es lo mismo que las mujeres fueran tontas a que tuvieran la potencia de ser listas si recibieran la educación adecuada.
Emilia Pardo Bazán se separó de su marido, que se fue a vivir a Carballino. Se había casado a los dieciséis años y tuvo tres hijos. La novelista residió en Madrid, donde su padre era diputado, y tuvo contacto con los escritores de su época.
Mujer vehemente y ardorosa, tuvo como amante al escritor Benito Pérez Galdós durante veinte años, que le sabía perdonar sus infidelidades con otros hombres más jóvenes que él. También tuvo amores con Lázaro Galdiano, hombre de empresa y coleccionista de arte, que vivía en el palacio madrileno de Parque Florido.
Entre sus colaboraciones como feminista, destacan sus artículos en la publicación titulada “La Mujer Española”, donde habla de la sociedad ignorante y retrasada a la que menosprecia. No entrar en la RAE la exaspera y le inspira dos cartas encendidas sobre “La cuestión académica”.
En su opinión la mujer española no es tonta pero sí cursi o vulgar porque carece de ideal. No le han infundido uno nuevo y no le han respetado el antiguo del Renacimiento, cuando las mujeres eras católicas y sabias. Siempre se confesó una mujer católica en lo que a creencias religiosas se refiere.
Vale la pena visitar su casa-museo en La Coruña, una morada que linda con la iglesia de Santiago y se puede comprobar en directo su escrito sobre esa vecindad con la antigua iglesia. Los retratos de familia y los objetos utilizados por los Pardo Bazán enriquecen la estancia.
El pazo de Meirás fue propiedad de los marqueses de Pardo Bazán, pero la ciudad de A Coruña se lo regaló a Franco en vida, con un sueldo obligado de los trabajadores coruñeses. Son muchos los gallegos que esperan el gesto de devolución de dicho pazo a los ciudadanos gallegos.
Julia Sáez-Angulo
20 05.10.- A Coruña.- Fue la mujer más brillante de su tiempo a caballo entre el XIX y el XX. Su obra abarca todos los géneros literarios, entre ellos la narrativa con obras maestras como “Los pazos de Ulloa”, un friso completo y exacto de la Galicia rural de su tiempo. Fue rechazada tres veces como miembro en la Real Academia de la Lengua Española, RAE, una mancha muy oscura en la docta institución. Emilia Pardo Bazán (1851 – 1921). Hoy cuenta con una casa-museo en la casona familiar que ella tuvo en A Coruña, donada a la Academia Gallega -que la hizo en su día presidenta honoraria- por la hija y la nuera de la escritora.
Vale la pena una visita a esta casa-museo coruñesa para evocar la figura magna de esta escritora ilustrada, que introdujo el naturalismo en su escritura, siguiendo el pulso francés de Emile Zola. Un naturalismo que sirvió para conocer como en una fotografía realista la sociedad que Pardo Bazán trataba de reflejar en su hermosa narrativa.
Fue una mujer audaz y feminista. A Emilia Pardo Bazán la aleccionó bien su padre, el marqués de Pardo Bazán, diputado a Cortes, al inculcarle que no creyera nunca que lo que hacía un hombre no lo podía hacer una mujer: “Mira hija mía los hombres somos muy egoístas, y si te dicen alguna vez que hay cosas quepueden hacer los hombres y las mujeres no, di que es mentira, porque no puede haber dos morales para los dos sexos”.
Frente a la sostenida educación de su tiempo, que incluso permitía a la mujer estudiar una carrera universitaria pero no ejercerla, la escritora denunció este absurdo como un abuso y un sinsentido. "Lees inicuas" las llamo"
Junto a Concepción Arenal luchó y batalló con denuedo a favor de la promoción de la mujer española reclamando educación y derechos para ella. Se apoyaba en la propia filosofía ilustrada del Padre Benito Feijóo –combativo contra las supersticiones y creencias fosilizadas sobre la mujer-, quien con buen tino distinguía entre el ser y la potencia de ser, y afirmaba que no es lo mismo que las mujeres fueran tontas a que tuvieran la potencia de ser listas si recibieran la educación adecuada.
Emilia Pardo Bazán se separó de su marido, que se fue a vivir a Carballino. Se había casado a los dieciséis años y tuvo tres hijos. La novelista residió en Madrid, donde su padre era diputado, y tuvo contacto con los escritores de su época.
Mujer vehemente y ardorosa, tuvo como amante al escritor Benito Pérez Galdós durante veinte años, que le sabía perdonar sus infidelidades con otros hombres más jóvenes que él. También tuvo amores con Lázaro Galdiano, hombre de empresa y coleccionista de arte, que vivía en el palacio madrileno de Parque Florido.
Entre sus colaboraciones como feminista, destacan sus artículos en la publicación titulada “La Mujer Española”, donde habla de la sociedad ignorante y retrasada a la que menosprecia. No entrar en la RAE la exaspera y le inspira dos cartas encendidas sobre “La cuestión académica”.
En su opinión la mujer española no es tonta pero sí cursi o vulgar porque carece de ideal. No le han infundido uno nuevo y no le han respetado el antiguo del Renacimiento, cuando las mujeres eras católicas y sabias. Siempre se confesó una mujer católica en lo que a creencias religiosas se refiere.
Vale la pena visitar su casa-museo en La Coruña, una morada que linda con la iglesia de Santiago y se puede comprobar en directo su escrito sobre esa vecindad con la antigua iglesia. Los retratos de familia y los objetos utilizados por los Pardo Bazán enriquecen la estancia.
El pazo de Meirás fue propiedad de los marqueses de Pardo Bazán, pero la ciudad de A Coruña se lo regaló a Franco en vida, con un sueldo obligado de los trabajadores coruñeses. Son muchos los gallegos que esperan el gesto de devolución de dicho pazo a los ciudadanos gallegos.