“Bayo Marín entre luces y sombras”
Eduardo Laborda
Prólogo de Manuel García Guatas
Edición Diputación de Teruel (237 pags.)
Instituto de Estudios Turolenses
eruel, 2010
Eduardo Laborda
Julia Sáez-Angulo
18.12.10.- Zaragoza.- Además de excelente pintor, Eduardo Laborda (Zaragoza, 1952) gusta de investigar y publicar sobre distintas figuras del arte y en este caso le ha tocado a la figura de Manuel Bayo Marín en un libro profusamente ilustrado con sus trabajos artísticos y fotografías del personaje. Un bello libro que vale la pena leer por su rigor y amenidad.
Pintor, ilustrador y publicista, Manuel Bayo Marín (Teruel, 1908-Zaragoza, 1953), es un personaje peculiar que desenvolvió su vida desde su Teruel natal hasta Madrid, pasando por Zaragoza y Vigo. Además de empleos temporales, se consagró al dibujo, la ilustración y las caricaturas para los periódicos. Dejó una obra digna de estima.
Laborda aborda al personaje en su monografía con capítulos rotulados con los títulos: Periodismo sobre ruedas: Escuadrilla Patinesca Ebro; El arte de seducir; El hombre de los cien mil rostros: Bajo el cielo de Teruel; Locura de Humor; Noches de Madrid; Las lágrimas de Cibeles; Regreso a Zaragoza y Vía crucis.
Respecto a su obra, el autor del libro la divide en: “Periodismo gráfico, 1927-1933; Caricatura-retrato, 1934-1937; La palabra ilustrada; Aragoneses y Arte comercial. A ello se añade una pequeña bibliografía.
Todo comenzó con un par de carteles
Eduardo Laborda cuenta que se acercó al personaje de Bayo Marín por azar, al comprar un par de carteles suyos en una tienda de viejo, sin saber siquiera que era un autor aragonés. Después fue siguiendo el hilo, hablando de él, conociendo a sus hijas y haciendo una exposición, como llegó al punto de escribir esta espléndida biografía con más de 500 ilustraciones entre fotografías y obras del dibujante.
“Los alegres años del dibujo” es el título del prólogo del catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza, Manuel García Guatas, en donde escribe: “El turolense Manuel Bayo Marín fue un dibujante de los pies a la cabeza –y medía un metro noventa de estatura-. Quiero decir que vivió para el dibujo y del dibujo, y bastante bien, como la mayoría de los amigos y colegas que en Zaragoza, en Madrid o Barcelona hicieron de esta técnica del lápiz, la pluma y el aerógrafo un arte y un oficio”.
“Su época fue la de los alegres años del dibujo que aplicaron, siempre que le salieron al paso las ocasiones, a tres espectáculos modernos de los años veinte y treinta: al cine y su constelación de estrellas y galanes, a los deportes del foot-ball, de las carreras ciclistas y de la natación que permitían exhibir músculos y bellas estampas femeninas en bañador...” continua diciendo el profesor García Guatas.
Eduardo Laborda hace un recorrido pormenorizado de su vida y obra, que el lector va constatando en las fotografías que lleva el libro. El autor agradece la colaboración, entre otros a su esposa, Iris Lázaro, otra pintora de pro. Eduardo Laborda e Iris Lázaro están considerados como primeros nombres de la pintura figurativa realista española.