Julia Sáez-Angulo
22.08.12 .- Fue un modisto de modistos. Cristóbal Balenciaga Getaria,
1895 – Jávea. Alicante, 1972) fue un creador, un genio de la costura o más bien
de la alta costura, que ha merecido un soberbio museo en la localidad
guipuzcoana de Getaria. La institución --Fundación y museo-- se ha convertido en
una gran atracción para los visitantes de la villa costera y marinera donde
nació el diseñador.
En 2011 tuvo lugar la inauguración del gran museo en el que
han participado el Ministerio de Cultura y diversas instituciones vascas. Tras
unos extraños incidentes sobre desapariciones o donaciones inadecuadas de
piezas de Balenciaga, la financiación compartida volvió a funcionar otorgando
la presidencia de honor a los reyes de España y la presidencia del comité de
honor a la reina Fabiola de Bélgica, que veraneó en el palacete Aldamar del
museo, propiedad de sus padres, edificio que visitó Balenciaga junto a su
madre, costurera de los Mora y Aragón, marquesa de Casa Torres. Fabiola no ha
estado todavía en el museo Balenciaga pero se la espera.
Cristóbal
Balenciaga hizo el traje de novia de la reina Fabiola, al que colocó un cuello
de armiño, alusivo a la realeza en la que entraba. También realizó el traje de
novia de Carmen Martínez Bordiú Franco, con abundante pedrería, algo bastante
inusual en su sobriedad característica. El museo Balenciaga cuenta con un
interesante apartado de trajes de novia, entre los que figura el Isabel, duquesa
de Veragua, todo él en guipur, que ante había llevado su madre, la condesa de
Taurizano.
Un total de mil doscientas obrass de
Balenciaga compone el rico fondo del museo, más piezas del modisto que el museo
del Traje de Madrid, si bien bastantes están en depósito por los propietarios y
coleccionistas, como sucede con varios vestidos de Sonsoles Díez de Rivera,
hija de la condesa de Llanzol, una de las clientas más elegantes de Balenciaga
en Madrid.
El
modista Hubert de Givenchy donó en 2000 una parte de su colección particular de
vestidos de Balenciaga, 109 piezas en total, núcleo al que se fueron sumando
las donaciones de la Reina Fabiola, la Casa Real Monegasca, con trajes de Grace
Kelly o las de la señora Bunny Mellon, esposa de un conocido filántropo
americano.
La
articulación de la colección va en espacios titulados: Comienzos, “Día, Cóctel,
Noche, Novias y Balenciaga Esencial. Los
trajes van en vitrinas de cristal para proteger la delicadeza de los vestidos,
muy sensibles a su conservación, y llevan amplias cartelas explicativas, así
como la procedencia de la persona que lo lució, por lo que informan bien al
visitante.
Lástima
que la gran exposición de Balenciaga que se hiciera hace unos años en París y
Nueva York, no pudiera viajar a España. En ella podían verse trajes
espectaculares, pero el museo de Getaria tiene una buena colección, sobre todo
muy representativa de los distintos géneros, tejidos y estilos en los que
trabajó Balenciaga. De él es la conocida frase: “Un buen modisto debe ser
aquitecto para la forma, pintor para el color, músico para la armonía y
filósofo para la medida”.
Balenciaga
se inspiró mucho en España, su pintura y sus tradiciones, sobre todo en la
pintura del siglo de oro, los colores y trajes de la fiesta taurina o los
gorros de los pescadores de Getaria. Daba mucha importancia al tejido y su
caída, a la hora de diseñar una forma. Su despojo de todo lo accesorio lo
hicieron minimalista antes de tiempo.
Todos le admiraron y respetaron
Fueron
muchos los modistos que aprendieron de Balenciaga, sobre todo Givenchy y
Ungaro. Balenciaga llegó a un mundo parisino donde dos mujeres Cocó Chanel y
sobre todo Magdelaine Vionnet marcaban tendencias. Él admiró a esta última por
su inspiración en la estatuaria greco-romana, pero él fue más allá con su genio
indiscutido. El modisto de Getaria logró la excelencia en su creatividad por el
rigor, innovación, elegancia y honestidad. Llevó los tejidos de lana a los
trajes de coctel y noche. Era el rey de la alta costura, sin embargo no le
gustaba figurar junto a la alta sociedad.
El
edificio del gran museo Cristobal Balenciaga, que amplia el viejo palacete
consta de cuatro plantas y cuenta con una superficie de más de nueve mil metros
cuadrados. Fue realizado por el conocido estudio de arquitectos AV 62.