Lara Almarcegui en la 55 Bienal de Venecia
Lara Almarcegui representará a
España en la 55ª Bienal de Arte de Venecia con una amplia instalación
en el Pabellón de España que incluye un proyecto de investigación sobre la isla Sacca San Mattia de Murano.
La obra de Lara Almarcegui (Zaragoza, 1972) parte de la toma de conciencia de
la ciudad, de sus descampados
y de sus edificios como punto
para reflexionar sobre
la evolución de la propia urbe y los elementos
que la componen. Con proyectos comprometidos
como sus guías de ruinas modernas y de descampados
urbanos, o sus montañas de escombros, Almarcegui ha llevado su trabajo a capitales
como Londres, Beirut o Viena y ha participado
en eventos internacionales de
arte contemporáneo tan importantes como Manifiesta 9 (2012) o la Bienal
de São Paulo (2006).
Bajo el comisariado de Octavio Zaya, Almarcegui lleva a la cita italiana
—el mayor acontecimiento del mundo del arte contemporáneo— dos propuestas relacionadas que inciden en su
línea de trabajos
anteriores. Una de ellas aborda el espacio físico del Pabellón de España en los Giardini, mientras que la otra investiga
un terreno vacío junto a la isla de Murano.
En el Pabellón,
una gran instalación escultórica reacciona
a la arquitectura del edificio construido por Javier de Luque en 1922, extendiéndose por
todo su interior. Esta intervención
está formada
por montañas de diferentes materiales de construcción, los mismos
y de igual cantidad que los empleados para erigir el
propio edificio en el siglo pasado.
Como eje principal, una gran montaña —formada por escombros
de cemento,
tejas, y ladrillos
convertidos en
grava— ocupa su
sala central, haciendo casi imposible acceder directamente a
este espacio. Otras montañas menores hechas, cada una, de un solo material
(serrín de madera, cristal y la mezcla de escoria y ceniza de acero), estarán ubicadas en las salas perimetrales, por donde el público podrá circular rodeando el montículo de mayor tamaño.
“Los materiales provienen
de restos de demoliciones que, tras ser reciclados según el proceso de tratamiento
de escombros
de Venecia, se han transformado
en grava”, explica la artista sobre su intervención.
A
su vez, junto a Murano, Almarcegui ha desarrollado “Guía de la Sacca San
Mattia, la isla abandonada de Murano, Venecia” una investigación
en torno a la Sacca San Mattia,
una isla que se ha formado con escombros
de cristal de la industria de Murano. El proyecto consiste en el estudio de un descampado
en dicha isla, cómo se formó, el presente geológico y medioambiental del lugar, los proyectos que se han planeado para él y por qué estos no se han llevado a cabo.
Sobre este proyecto, Almarcegui desvela: “la investigación
previa la he realizado a través de conversaciones con urbanistas y arquitectos de
Venecia que me indicaron los planes que se van a llevar a cabo, de modo que pudiera localizar los descampados
y terrenos vacíos que se van a ver afectados por estas transformaciones. Para seleccionar el más significativo realicé un recorrido por estas zonas”. Y añade, “la Sacca San Mattia me pareció el descampado
más adecuado en el contexto de
Venecia debido a su
compleja y extraña
configuración a
partir de capas de restos de la industria
del cristal y la construcción”. Se
trata de un antiguo vertedero
abandonado
creado entre las décadas de 1930 y 1950 con rellenos de escombros
y dragados de la laguna. Con 26 hectáreas de extensión
sin construir, es el espacio
disponible vacío más amplio de Venecia,
lo que da lugar a toda clase de especulaciones, como el controvertido proyecto
de excavar un tren bajo la laguna para comunicar el
aeropuerto con la ciudad, que tendría una parada en la zona.
Sobre la obra de Lara Almarcegui
Materiales de construcción de la sala principal, Secession. Viena, 2010
Fotografía: Wolfgang Thailer
Depósito de agua: materiales de construcción. Falsburgo, 2000
En 1995, una joven artista inicia, durante un mes, la restauración de un antiguo mercado a punto de ser demolido en San Sebastián. Aunque sabía de antemano que fracasaría en su
intento de salvar el edificio, fue su primer
gran proyecto.
Le
seguirían otros como la creación de un hotel gratuito en
una antigua estación de tren abandonada cerca de Zaragoza (1998), o su serie de 9 pósters titulada “Demoliciones, descampados, huertas urbanas” (1995-2002).
“Me interesan los descampados
como espacios que no encajan
en ningún diseño
urbanístico. Son espacios
importantes por sí mismos”, ha comentado la artista,
y
puntualiza “me siento muy a gusto
en ellos. Me dan una sensación de libertad muy agradable”. Las guías de descampados
se han convertido en
sus obras más difundidas. Son un modo de conservar esos
espacios —que desaparecerán con el desarrollo de la ciudad—.
El solar, protegido durante la intervención de la artista, rompe momentáneamente la
cadena económica de desarrollo que rige la lógica urbana, pero también su historicidad. La existencia de estos espacios
cobra sentido dentro de la ciudad como resto arqueológico de su pasado, pero también como
una potencialidad de lo que el espacio
vacío puede llegar a ser.
Por otra parte, sus investigaciones sobre materiales de construcción y demoliciones la han llevado a trabajar con los elementos
constructivos de
los propios edificios como materia prima. En el año 2000, junto a un depósito de agua del siglo XIX a punto de ser demolido en la localidad
francesa de Phalsbourg, dispuso los mismos materiales con los que se había construido el
depósito. Deconstruyó la edificación en
los elementos que se habían empleado para levantarla.
En una fase posterior de este proceso deconstructivo, Almarcegui ha llegado
a reducir una inmensa megalópolis como São Paulo,
convirtiendo la suma de sus componentes (cemento,
piedra, madera, asfalto...) en toneladas de peso como crítica al crecimiento
acelerado de la ciudad.
“Intento hablar de algo, evitando
presentar una imagen. Son formas de ‘cargarme’
cualquier idealización del espacio. Presentar un edificio como 100 toneladas de hormigón, 30 de acero
y 10 de ladrillo es reducirlo a
su realidad bruta y física.
Además, mostrar los
‘ingredientes’ de un edificio permite imaginarse un lugar tal y como fue antes de ser construido y tal y
como será tras ser demolido en un futuro”, declaró recientemente.
Lara Almarcegui ha
estado trabajando en la frontera
entre la regeneración y la decandencia urbanas, y realizando proyectos expositivos que hacen visible
lo que escapa a nuestra atención o incluso a nuestro conocimiento. Desde mediados de los noventa, ha investigado
y estudiado
los espacios de transición
donde el orden
urbano se encuentra
con el orden natural: los procesos de planificación urbana y de transformación de
los descampados periféricos
de las ciudades
provocados por
los cambios y desarrollos económicos, sociales o políticos. A la vez, a través de demoliciones, excavaciones o exposiciones, Almarcegui ha venido analizando
monumentos, edificios y elementos urbanos
y arquitectónicos que raramente tomanos en cuenta o que apenas consideramos.
Deconstruyendo edificios y otros monumentos y
construcciones, Almarcegui desenreda lo que entendemos
como morada y residencia, mostrando los materiales,
desnudos e inexpresivos, de los que están hechos los edificios, o descubriendo los productos de
reciclaje que utilizan y en lo que a su vez se terminan convirtiendo, para acercarnos a la naturaleza entrópica inherente de la civilización. Así, para el Pabellón de
España en los Giardini,
Almarcegui está creando una amplia instalación
de varias montañas de la misma clase y la misma cantidad de los materiales que se utilizaron
para la construcción del Pabellón mismo. Estos amontonamientos
de diferentes materiales ocuparán todo el espacio principal de exposición del Pabellón.
Almarcegui documenta sus investigaciones a
partir de guías, mapas o folletos, funcionando como una arqueóloga del presente que dirige una investigación
de campo, para concentrarse en
elementos o áreas marginales en la complejidad de
la realidad urbana, descubriendo las conexiones que nos informan
sobre la relación entre nuestro pasado
y nuestro futuro. En el contexto de su instalación
en el espacio principal del Pabellón de España, y simultáneamente
con éste, Almarcegui ha
enfocado su atención sobre un descampado
en la Sacca San Mattia
de Murano para investigar la historia y las circunstancias
que crearon esta isla a partir de los desechos
y vertidos de la industria
del cristal de Murano. El resultado de esta investigación
se exhibirá en otra área del Pabellón y será publicado como una guía del lugar.
En definitiva, estas obras conectan los exteriores con los interiores,
y el interior
con
la conciencia de
sí mismo, en un proceso dialéctico de conocimiento. Porque la obra de Almarcegui no
es solo estética,
formal u ontológica, sino también social, en cuanto apunta a la naturaleza histórica, reciclante, de las construcciones materiales que utiliza, y aborda las complejas
interacciones entre los materiales, la economía
y
el espacio. En efecto, también tiene una dimensión política en la medida
que entiende y emplaza la arquitectura y
el urbanismo, sus desarrollos y sus dimensiones históricas, en el marco de la compleja ecología de nuestro tejido
social y político.
Octavio Zaya
Comisario
Lara Almarcegui
Octavio Zaya
Nacida en Zaragoza, vive y trabaja en Roterdam. Estudió
Bellas Artes en la Universidad de Cuenca y en De Ateliers, Amsterdam.
Ha realizado exposiciones individuales en
importantes museos e instituciones españolas
e internacionales, entre los que se incluyen MUSAC, León (2013);
CA2M, Madrid (2012); Künstlerhaus, Bremen (2012); Secession, Viena, y Ludlow 38, Nueva York (2010); Gallery Ellen de Bruijne
Projects, Amsterdam
(2008); el Centro de Arte Contemporáneo, CAC de Málaga (2007); el FRAC Bourgogne, Dijon (2004) o INDEX, Estocolmo (2003). Entre sus exposiciones colectivas más recientes se incluyen Manifesta 9, Genk; TRACK, Gante (2012); Radical Nature, Barbican Art Centre, Londres (2009); Bienal de Atenas (2009); Bienales de Taipei y Gwangju (2008); Bienal de Sharjah (2007); la 27ª Bienal de São Paulo (2006); la 2ª Seville Biennial
(2006); (Public Act),
Lunds Konsthal, Lund (2005); y la Bienal de Liverpool (2004). Almarcegui está representada por
la Galería Parra y Romero de Madrid y por Ellen de Bruijne Projects
de Amsterdam.
Nacido en Las Palmas de Gran Canaria, Islas Canarias, es escritor, comisario
y editor de arte residente
en los Estados Unidos
desde 1978. Es Director de Atlántica: Revista
de Arte y Pensamiento, que publica
el Centro Atlántico de Arte Moderno
(CAAM), Las Palmas de Gran Canaria. Es comisario
externo
del Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León (MUSAC), así como comisario-colaborador del CAAM. Es miembro de
Comité Asesor de Performa, Nueva York, y de NKA: Journal of Contemporary African
Art, Duke University Press; editor-colaborador de Flash Art; y colaborador habitual
de varias publicaciones de arte, incluyendo Art Agenda/e-flux, Nueva York, y ART-IT, Tokio. Fue uno de los comisarios de Documenta 11, bajo la dirección
de Okwui Enwezor, y comisario
de la 1ª y 2ª Bienales de Johanesburgo. Ha sido comisario de más de 25 exposiciones en museos e instituciones como el Centro de Arte Reina
Sofia, MNCARS, Madrid; Guggenheim Museum, Nueva York; Helsinki
City Art Museum;
MARCO, Vigo; Nordjyllands Kunstmuseum,
Aalborg, Dinamarca o el Palau de
la Virreina, Barcelona. Ha publicado más de una veintena de libros monográficos
y
catálogos de artistas contemporáneos,
entre los que se incluyen Cerith Wyn Evans, Paul Pfeiffer, Shirin Neshat, Georges Adéagbo, Candice Breitz, Yinka Shonibare,
y Miki Kratsman, además de haber colaborado en
muchas otras publicaciones.