15-enero-2014.- El director general de
Bellas Artes y Bienes Culturales, y de Archivos y Bibliotecas, Miguel Ángel
Recio, ha presentado hoy en el Museo Sorolla la obra de Joaquín Sorolla y
Bastida, Retrato de Don Juan Antonio
García del Castillo recientemente adquirida por el Ministerio de Educación,
Cultura y Deporte para el Museo. El lienzo estará expuesto al público hasta el 1
de febrero y a continuación se someterá a un tratamiento de conservación y
restauración.
Esta obra enriquece la importante
colección de retratos familiares que conserva el Museo, y se relaciona
especialmente con el retrato que Sorolla hizo en 1890 a Clotilde, su mujer y
hermana del retratado, de similares características, también vestida de negro
sobre fondo claro. El valor de esta adquisición ha sido de 135.000 euros.
Retrato de Don Juan
Antonio García del Castillo
El lienzo, realizado en
1887, representa al cuñado y amigo del pintor, al que va dedicado: “A mi
querido amigo Tono”. Ambos fueron condiscípulos en la Escuela de Bellas Artes
de Valencia. El elegante joven aparece vestido con el traje de etiqueta que
llevó en su boda con María Banús. Tanto en la técnica como en las referencias
visuales, el retrato muestra el interés de Sorolla por las últimas tendencias
en el género. La figura, de nítido dibujo en el rostro, utiliza su mejor
carácter pictórico en el tratamiento de tonalidades del traje negro y en el
fondo claro que inunda de luminosidad el cuadro y que recuerda a la retratística
de Emilio Sala y la estética fin de siglo.
Otras obras de Sorolla en depósito
Igualmente se han
presentado otros cinco cuadros de Sorolla que recientemente han sido
depositados en la institución por varios coleccionistas particulares y que
permanecerán expuestos temporalmente en el Museo.
Los lienzos El bote blanco. Jávea; Sombra del Puente de
Alcántara. Toledo; y Playa de
Valencia, procedentes de una colección privada estadounidense, serán
depositados en el Museo Sorolla a partir de la próxima semana, después de su
participación en la exposición ‘Sorolla y Estados Unidos’. Permanecerán en el
Museo hasta enero de 2016, fecha en que se incorporarán a la exposición ‘Sorolla
en París’ que se celebrará sucesivamente en la Kunsthalle de Munich, el Musée
des Impressionnismes de Giverny y finalmente en el propio Museo Sorolla.
- El bote blanco.
Jávea (1905) pertenece a uno de los momentos más apasionantes de la obra de
Sorolla: el verano en que pinta deslumbrado por la limpieza de las aguas de
Jávea y la intensidad de los colores que adquieren los reflejos sobre el fondo
oscuro de las rocas: su paleta se enriquece con verdes, turquesas o anaranjados
insólitos en su producción, y azules ultramar particularmente profundos, y el
pintor se apasiona con el desafío de pintar bajo las aguas transparentes el
doble movimiento de los cuerpos infantiles que juegan y de las olas que
descomponen y recomponen sus siluetas.
- Sombra del Puente
de Alcántara. Toledo (1906) es un magnífico ejemplo de la táctica con
que Sorolla escoge sus encuadres para poner al espectador ante un espectáculo
de pura pintura: eliminando el cielo y el horizonte, el lienzo se cubre de
largas y rápidas pinceladas cargadas de color que nos hacen disfrutar con el
placer mismo de la imagen casi abstracta de luces y reflejos, antes de permitirnos reconocer el motivo
representado, la sombra del puente –que
no está en la propia imagen-, proyectándose en el agua del rio que fluye: el objeto representado por
su sombra en un medio transparente y en movimiento es una vuelta de tuerca en
el proceso que tanto apasionaba a Sorolla: el
de convertir los objetos en efectos visuales.
- Playa de Valencia (1908) fue pintado durante el verano y forma parte
de un conjunto de obras con el tema de barcas y muchas figuras en la playa.
Reúne algunos de los temas favoritos de Sorolla: las airosas siluetas de las
velas, el bullicio de los niños jugando entre las olas, el brillo de los
cuerpos empapados, los reflejos en el agua. Motivos y escenas estudiadas con
anterioridad pero que ahora plasma con mayor virtuosismo y que resuelve con un
estudio de la totalidad del conjunto.
Las obras Después del baño y Elena en la Playa, también procedentes de una colección privada,
han sido depositadas por un periodo de 5 años en el Museo Sorolla de Madrid.
-
Después del baño (1892) es una pieza excepcional, especialmente importante
para el Museo, ya que tanto por su tipología, un desnudo, como por su fecha de
ejecución, llena un hueco en la colección, que carece de obras de entidad de la
primera época de Sorolla. Es seguramente su mejor desnudo académico, en la
línea de evocación idealizada de la antigüedad clásica cultivada en las mismas
fechas por algunos pintores célebres como Lawrence Alma Tadema. Junto a la
impecable corrección académica del dibujo, llama la atención el alarde técnico
con que Sorolla matiza las distintas texturas y blancuras de la piel, el mármol
y la tela.
-
Elena en la playa (1909) entra en la categoría de retratos de familia, en este
caso de su hija menor. Como el anterior, cubre un vacío en la colección del
museo, que carece de retratos individuales de Elena (si exceptuamos uno, Elena con una muñeca, que la representa
con dos años). Este es contemporáneo del Paseo
a la orilla del mar, que se muestra en la misma sala y al que parece
completar (el Paseo a la orilla del mar representa a
Clotilde con la hija mayor, María). Ambos pertenecen al momento de plenitud de
la carrera de Sorolla, cuando tras el formidable éxito de crítica y público en
su periplo norteamericano, pasa el verano junto a su familia en Valencia, en
cuya playa realizará algunos de los cuadros más logrados, personales y
representativos de su carrera.