Julia
Sáez-Angulo
Antonio
Pau es el escritor del ensayo Rilke y la música, publicado por la
editorial por Trotta. No es la primera vez que el autor ha escrito sobre Rainer
María Rilke, pues ha escrito su Vida y el atractivo título de Rilke en Toledo (1997).
El
libro contiene una quincena de capítulos y en cada uno de ellos se va narrando
las distintas posiciones del poeta alemán ante la música
La
relación de Rilke con la música ha pasado por un arco contradictorio, desde su
inicio de rechazo, al no querer que la música influyera en la poesía que
debiera de tener su propia musicalidad, hasta la aceptación y respeto, después
de conocer y tratar al compositor Ferruccio Busoni, a la lectura de Favre
d´Olivet, el clavecín de Wanda Landoska o la amistad amorosa con la pianista
Magda von Hattingberg o el violín de Alma Moodi.
Ciertamente
la música es un arte poderoso, envolvente y arrebatador que acaba por
contaminar y dominar el espíritu de quien la escucha, por que arrastra a su
terreno. Los creadores artísticos que trabajan con música y no les influye son
insensibles o de fato prescinde de ella.
El
académico Antonio Muñoz Molina decía que la ventaja de las películas sobre las
novelas radica en la música de fondo que atrapa al espectador. Y Felipe de
Guevara presumía de adivinar la música de jazz que el mismo Muñoz Molina
escuchaba cuando escribía cada capítulo de una novela.