jueves, 10 de junio de 2010

Cristina Duclós, el arte de la Naturaleza en todos sus registros



Cristina Duclós
Galería Ansorena
Alcalá, 52
Mayo-Junio



Julia Sáez-Angulo

La carrera de esta artista argentina, de abuelos españoles, afincada en Madrid es imparable. La ultima exposición de Cristina Duclós es una vuelta de tuerca ante las flores, los árboles, las ramas, las hormigas…, que la revelan como una naturalista del arte o una artista de la Naturaleza.

Pintura, dibujo, esculturas, collages… todas las técnicas junto a todos los materiales y soportes; papel, pergamino, sedas, bronce, acero, cera, óleo , acrílico… en blanco y negro o color, siempre el color para aderezar la inteligencia del dibujo y la razón del concepto y del fondo. Una investigación continua de una artista infatigable.

Una exposición amena por su variedad, en la que el cambio de escala produce asombro y perplejidad, además de admiración. Amapolas o lirios sobre papel de seda en los que la autora sabe dar los matices cromáticos a base de pigmentos acuarelados sucesivos.

Las grandes flores se presentan al aire en una suerte de cajas que las protegen y guardan como tesoros preciosos. Entre los árboles, el cerezo de flor incipiente en primavera, fundido en bronce, es una de las piezas expuestas más relevantes, que ponen de manifiesto la sutileza de Duclós a la hora de crear.

Dos óleos singulares en dos cuadros cuadrados (100 x 100 cm.) manifiestan las estaciones “Octubre” con un hayedo encendido y “Junio” con una primavera incipiente y pura en Verdi-amarillos, en un campo que todavía no ha sido hollado por la pisada del hombre.

Mención aparte merecen los dibujos de corales o algas a tinta china sobre pergamino o papel de seda, en los que un trazo de arabesco minucioso en el interior de las ramas sorprende por su minuciosidad y perfección.

Mujeres coralinas y ramas

Las figuras femeninas coralinas fundidas en bronce, con un cromatismo en rosa piel de ángel en los cabellos y sonrisa esbozada, son como poemas enigmáticos que traen a la memoria el mito de Dafne y su metamorfosis. En este caso en coral.

Cristina Duclós se revela en esta exposición como una gran poeta que bebe en la belleza de la Naturaleza, sin hacer concesiones. “Invierno en Japón” es un pequeño árbol en bronce, que luce desnudo como un verso de haiku.

“Correcaminos” en bronce es otra pieza sorprendente, una gran esfera de “alambre de espino” creado por la misma artista, que una la imagina corriendo por los senderos rústicos en tarde de vendaval. Otras piezas cuelgan del techo de modo que la autora hace un estudio espacial para la situación de estas obras.

Duclós conecta de alguna manera con la familia de artistas de Georgia O Keeffe o Louise Bourgeois, a quienes también inspiraba la Naturaleza. “Estoy tan metida en el discurso de la Naturaleza, que apenas si hago retratos como al comienzo de mi carrera”, declara la artista.



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