domingo, 4 de julio de 2010

Tirso de Molina, alegre y jovial en el Teatro de La Guindalera



“La mujer por fuerza”
Tirso de Molina
Teatro la Guindalera. Julio 2010
Martínez Izquierdo, 20; 28028 Madrid.
http://www.guindalera.com/






Julia Sáez-Angulo

No hay mejor gracia, donaire y humor que en los dramaturgos españoles clásicos, por eso otras literaturas, sobre todo la francesa, entró a saco en ellos y llegó incluso a reinterpretarlos como el “Don Juan” de Molière. El Teatro de La Guindalera nos ofrece la obra “La mujer por fuerza” de Tirso de Molina en una interpretación divertida y jovial, siendo fiel al texto.

Es el teatro de la palabra puro y respetuoso, pero actualizado sin drama o sin el “sentido tragico de la vida” que diría Unamuno. Un Tirso lúdico y animado casi como un vodeville, dirigido por José Maya, fundador de la compañía de teatro clásico Zampanó Teatro, que pone en escena a los autores del siglo del Oro con magisterio y animación.

Honra al Teatro de La Guindalera el que esté dispuesto a ofrecer su programación durante el mes de julio, cosa que no hacen algunos teatros oficiales e institucionales con mucho más presupuesto.

“La mujer por fuerza” conlleva el tema amoroso del conde Federico, enviado por el rey de Nápoles a Hungría, que se hospeda en casa de Alberto, quien le oculta la presencia de su hermana Finea, que se ha enamorado de Federico observándolo a escondidas. Al volver a Nápoles, Finea entra en su servicio como criado y ahí comienza los avatares graciosos y dramáticos al mismo tiempo, que llevan al conde a la locura por la persistencia en el engaño y malentendido.

Gestos pícaros en la escena despojada

Beatriz Ortega hace el papel de Finea con garbo; Alex Tormo un magistral doble papel de Alberto y de marqués Ludovico; José Bustos hace de conde Federico, y su interpretación de la locura es soberbia, bien dirigida en un momento extraordinario en que todos los personajes lo rodean con sus afirmaciones rotundas en torno a una situación que él desconoce.

Ana Alonso, como sastre “parisina” y Fenisa, realiza un buen papel y Alicia González espléndida como Fiorella, la novia casi histérica del conde. Chiqui Maya cumple en el papel del rey de Nápoles y Toni Madigán como músico y compositor acompaña de fondo, con su música de guitarra y vihuela, una puesta en escena despojada, en la que la palabra es la protagonista en voz de excelentes intérpretes.

Los movimientos y gestos picaros como palpara los glúteos o genitales, así como el gesto de carnudo, buscan una hilaridad en el público y lo consiguen en la obra representada.

“Estamos ante un personaje femenino tremendamente trasgresor y que con su comportamiento va a poner patas arriba todas las leyes cortesanas a las que están sometidos todos los hombres de esta comedia por mor de su reputación”, dice el director de la obra José Maya. Transgredí y hiere al mismo tiempo.

Hay juego y hay drama en esta obra de Tirso de Molina (Fray Gabriel Téllez, 1579 – 1648), un autor del que se conservan 60 obras dramáticas de primer orden.


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