martes, 16 de noviembre de 2010

DERRUMBE EN POMPEYA

Acabamos de perder algo más de nuestra común herencia romana: el edificio conocido como “Domus de los Gladiadores” de Pompeya. Formaba parte de este extraordinario enclave arqueológico del sur de Italia y acaba de derrumbarse, según han informado los medios de comunicación italianos.

La construcción se encontraba en la calle de la Abundancia, una de las vías principales de la ciudad.
En declaraciones recogidas por la edición digital de hace unos días en el diario Corriere della Sera, los guardas de las excavaciones explicaron que el derrumbe tuvo lugar a primeras horas de la mañana de ayer. "Primero ha cedido el muro de la Domus y después, debido al peso del techo, se ha derrumbado todo el complejo", señalaron los vigilantes, que atribuyeron los daños a las filtraciones de agua.

Las excavaciones ocupan 440.000 metros cuadrados y fueron declaradas por la UNESCO Patrimonio de la humanidad. En los últimos años han sido a menudo objeto de comentarios en los medios de comunicación por el continuo deterioro que están sufriendo.

Destrucción de la ciudad

El 24 de Agosto del año 79 d.C., tras prolongados temblores premonitorios, el volcán Vesubio entró en erupción.
Una tremenda explosión originada por la acumulación de un gran depósito de magma bajo el volcán fue acompañada de la expulsión de ceniza volcánica, que al entrar en contacto con el aire y la lluvia se convirtió en una lluvia de piedra pómez que sepultaría lentamente la ciudad durante casi 24 horas. Estas emisiones se extendieron a lo largo de 20 km a la redonda, afectando a las ciudades de Pompeya, Estabies y Herculano. Que desaparecieron de la faz de la tierra.
Muchos pompeyanos, acostumbrados a la actividad del volcán, en un principio decidieron esperar a que la erupción se calmase; otros tantos optaron por huir. Fue inútil: la ciudad y gran parte de sus habitantes quedaron sepultados.
En la bahía de Nápoles se encontraban naves de la flota romana, su comandante -conocido por nosotros como el escritor Plinio “El Viejo”- hizo lo que pudo por auxiliar a los desesperados pompeyanos que, despavoridos corrían hacia la playa. El propio Plinio fue una de las víctimas de la tragedia.

Descubrimiento de Pompeya

El rey Carlos VII de Nápoles y Sicilia ordenó iniciar de modo sistemático las excavaciones de la ciudad perdida. Carlos VII era un príncipe español, el mayor del segundo matrimonio del rey Felipe V de España con la culta princesa italiana Isabel de Farnesio. Después de gobernar veinte años en Nápoles, debido a la muerte de sus dos hermanos mayores, hijos del primer matrimonio del rey Felipe V, se convirtió en rey de España: nuestro rey Carlos III, al cual nuestra ciudad de Madrid, en concreto, tanto debe.
Desde entonces hasta hoy la ciudad sepultada ha ido descubriéndonos poco a poco cómo era la vida en el siglo I se nuestra era en todos los de la vida cotidiana. Hoy hemos perdido un trozo de ese pasado, conservado al precio de una enorme desgracia y recuperado con enorme esfuerzo.

Dado que- a excepción de las vasijas- nada hemos conservado de la pintura grecorromana, una interesantísima aportación de las hermosas casas pompeyanas ha sido la posibilidad de estudiar, en los numerosos frescos magníficamente conservados, la evolución estilística de la pintura romana.

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