domingo, 26 de diciembre de 2010

EL PRIMER ÁRBOL DE NAVIDAD DE MADRID, PEPE ALCAÑICES Y LA DUQUESA SOFIA TROUBETZKOY




Dolores Gallardo López

Actualmente durante las fiestas navideñas nuestra ciudad aparece decorada cada año con hermosos árboles de Navidad y nos parece normal que sea así.

Algunos años estos árboles incluso son encargados por el Ayuntamiento a destacados diseñadores actuales. Sin embargo ¿cuándo se instaló en Madrid el primer árbol de Navidad?

Ese primer árbol fue instalado en la Navidad de 1870 en lo que hoy es Banco de España y lo mandó instalar la duquesa Sofía Troubetzkoy, esposa del duque de Sesto y marqués de Alcañices.

¿Quiénes eran el duque de Sesto y Sofía Troubetzkoy?

D. José Isidro Osorio y Silva-Bazán (Madrid 4 de abril de 1825- Madrid 30 de diciembre de 1909), dos veces grande de España, ostentó por nacimiento los títulos nobiliarios de: XVI duque de Alburquerque, VIII de Sesto y V de Algete; XVI marqués de Alcañices, XV de Cuéllar y otros muchos títulos.

Alcalde de Madrid

Ha sido uno de los mejores alcaldes que ha tenido Madrid. En el año 1858 L. O'Donnell lo nombró alcalde. Popularmente era llamado por los madrileños Pepe Alcañices, por uno de sus títulos nobiliarios.
Creó las llamadas “Casas de Socorro”, en 1860 comenzó a hacer un inventario de todas las fuentes que tenía Madrid y deseaba proseguir con el de las iglesias, conventos, palacios y otros edificios.

También se ocupó de embellecer y limpiar la ciudad. A efecto de esto último dictó un bando prohibiendo algo bastante común por entonces: desaguar y evacuar en la calle, bajo multa de 20 pesetas. Por ello rápidamente el ingenio madrileño acuñó la siguiente coplilla:
-“¿Cuatro duros por mear? /¡Caramba, qué caro es esto!”
-“¿Cuánto lleva por cagar,/ el señor duque de Sesto?”

Matrimonio con Sofía Troubetzkoy

En 1868, con cuarenta años de edad, el duque contrajo matrimonio con Sofía Troubetzkoy, una rica princesa rusa, considerada una de las damas más bellas y elegantes de toda Europa. Sofía Troubetzkoy era viuda del duque de Morny, que había sido hermanastro del emperador Napoleón III.

La nueva duquesa, mujer elegantísima y que compartía con su marido cosmopolitismo, liberalismo y entusiasmo monárquico, deslumbró en la corte madrileña y la puso al tanto de muchas novedades en materia de modas y de juegos de salón. Pronto segano a la aristocracia española y fue condecorada con la Banda de Damas Nobles de la Reina Mª Luisa.

En la Navidad de 1870, siguiendo la moda de otras corte europeas, la duquesa ordenó poner por primera vez en España un árbol de Navidad en la residencia madrileña de los duques, el palacio del marqués de Alcañices (actual sede del Banco de España).

Tiempo después había de liderar en Madrid la conocida “Rebelión de las Mantillas”, es decir la oposición de damas aristócratas de alta alcurnia al nuevo rey Amadeo de Saboya, que ocupó el trono de España vacante desde el destronamiento de Isabel II. La duquesa Sofía no dudaba en ordenar cerrar de golpe todos los balcones de la casa cada vez que pasaba la comitiva real del nuevo rey por la calle de Alcalá.

La causa alfonsina

José Osorio sufragó gran parte de los gastos que Isabel II y sus hijos tuvieron durante el exilio. El duque fue para el joven príncipe Alfonso una especie de tutor, que supervisó su educación y su paso por distintos colegios europeos.

Parece que el futuro Alfonso XII se encariñó enseguida con José Osorio, que fue durante toda la vida su mejor amigo y su consejero más cercano. En realidad se lo había ganado bien: Alcañices hizo innumerables sacrificios económicos y personales a favor del joven Alfonso en el que quizás Alcañices –independientemente de su inquebrantable adhesión a los Borbones- vio al hijo que nunca tuvo.

Desde el palacio de los duques de Sesto (actual edificio del Banco de España) se promovieron reuniones de los partidarios de Alfonso de Borbón. El palacio fue escenario de conspiraciones políticas del más alto nivel, pero también de maquinaciones de damas, que, con la propia duquesa al frente, aislaban socialmente al nuevo rey, Amadeo de Saboya, y a su esposa ("la Rebelión de las Mantillas", mencionada más arriba).

Sofía Troubetzkoy puso de moda entre las damas de alcurnia lucir en vestidos y peinados un alfiler con el emblema de la flor de lis, prueba de adhesión a la causa borbónica y del rechazo al nuevo rey.

Por otra parte, en sus frecuentes estancias en Paris y visitas al palacio de Castilla -residencia oficial durante treinta y seis años de de Isabel II en su destierro parisino y reconvertido posteriormente en el legendario Hotel Majestic- el marqués de Alcañices tras muchas conversaciones convenció a la destronada reina de que era imprescindible que abdicase en su hijo si deseaba que la dinastía de los Borbones fuese restaurada en España. Se cuenta que un día Isabel II, en presencia del duque, llamó a su hijo y le dijo "Alfonso, dale la mano a Pepe, que ha conseguido hacerte Rey". José Osorio fue el primero en firmar como testigo el documento que daba fe de la abdicación de la reina en la persona del Príncipe de Asturias, allanándose así el proceso de la restauración.

El día 13 de enero de 1875 el príncipe Alfonso, procedente de París, llegaba a Aranjuez, donde el duque de Sesto dio la bienvenida al ya rey de España y entró junto a él en Madrid entre las aclamaciones y vítores del pueblo madrileño.

Hasta aquí la parte más glamorosa de la vida de Pepe Alcañices y Sofía Troubetzkoy. El final fue más triste, pero… ésa es otra historia.


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