lunes, 17 de enero de 2011

Roberto Bolaño, “Los sinsabores del verdadero policía”, novela póstuma



“Los sinsabores del verdadero policía”
Roberto Bolaño
Prólogo de J.A. Masoliver Ródenas
Anagrama. Narrativas Hispánicas
Barcelona, 2011 (323 pags)




Julia Sáez-Angulo




La figura del escritor chileno Roberto Bolaño crece en prestigio literario desde su muerte. “Los sinsabores del verdadero policía” no es su única novela póstuma, ya lo fue “2066”, libro que algunos críticos califican como el mejor del autor y que fue uno de los libros más vendidos en su día tanto en España como en otros países hispanos y Estados Unidos.

La novela que ahora nos ocupa fue larga en su confección. Bolaño la inició en los 80 y no la terminó hasta su muerte. Historias y personajes transitan por otras novelas suyas como “Estrella distante”, “Llamadas telefónicas”, “Los detectives salvajes” y “2066”.

Roberto Bolaño (Santiago de Chile, 1953 – Barcelona, 2003) fue poeta y narrador, muy admirado por otros escritores. La mayor parte de su obra, que está publicada por la editorial Anagrama, comprende títulos provocadores o llamativos como los de cuentos: “Putas asesinas”, “El gaucho insufrible” o las novelas: “La pista de hielo”, “La literatura nazi en América”, “Un novelista lumpen”, “Amuleto”, “Nocturno en Chile”, “Monsieur Pain” o “Amberes”.

“Entre el abismo y la decadencia” titula Juan Antonio Masoliver Ródenas el prologo a la novela “Los sinsabores del verdadero policía”, “versión fidedigna y definitiva, fruto de cotejar los textos mecanografiados y los localizados en su ordenador”. Tarea de recomposición necesaria cuando un escritor desaparece y deja material literario inédito.

El protagonista, un viudo de 50 años


En una carta de Bolaño, el autor cuenta: “El protagonista es un viudo, 50 años, profesor universitario, hija de 17, que se va a vivir a Santa Teresa, ciudad cercana a la frontera con los USA. Ochocientas mil páginas, un enredo demencial que no hay quien lo entienda”.

“Nos movemos, como es propio de la narrativa contemporánea, en el terreno de la violencia, de los desencuentros, de la extrañeza, de la extravagancia, de la enfermedad, de la sublime degradación”, explica Masóliver Ródenas. “Se suceden las historias, la de la azafata y el mango, la del sorche y su confusión con la palabra “kunts”, la Cena Informal con los patriotas italianos, la visita al numerólogo, el streaptease comunicativo, las cinco generaciones de maría expósito, el muerto en el cuarto de los empelados o el texano y la exposición de Larry Rivers”.

“El policía es el lector, que busca en vano ordenar esta novela endemoniada”, dejó dicho el propio autor, al que se vuelve a admirar en su escritura hecha de imaginación y buena literatura. Como renovador del estilo, Bolaño es un gran seductor de lectores, un gran poeta de la narrativa.

Roberto Bolaño, que viajó a España donde vivía su madre, desempeñó en principio distintos oficios como vendimiador, vigilante nocturno de un camping o vendedor en un almacén, para consagrarse más tarde por completo a la literatura por completo. Con su obra ganó en vida los premios Rómulo Gallegos y el Herralde de novela.

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