miércoles, 27 de abril de 2011

Julio Visconti, el gran acuarelista de Almería, su mar, monumentos y barrios pintorescos

Julia Sáez-Angulo



Es uno de los artistas más cotizados de Almería, una tierra que ha dado grandes artistas y pintores en el siglo XX, desde el Grupo Indaliano, con Jesús de Perceval a la cabeza, hasta Julio Visconti, un nonagenario exquisito, que maneja la acuarela como el gran maestro que es. El pintor cuenta con un gran palacio en Guadix donde se conserva y exhibe lo mejor de su obra. Un auténtico museo monográfico en el lugar donde el autor ha pasado muchos veranos y momentos de ocio y creatividad.

“Sigo pintando todavía, aunque mis muchos años me hayan hecho bajar el ritmo, dice Julio Visconti Merino (Fiñana, Almería, 1921), que ha pasado las vacaciones de pascua en Almería, donde no es difícil verle pasear o tomar sosiego un rato en la galería de arte Argar cercana a su domicilio. La crítica de arte María del Carmen Fernández Capel Baños escribió un gran libro titulado “Visconti” en 2008, que recoge la vida y obra de este artista de ancestros italianos, de ahí quizás su refinamiento en el arte.

El paisaje y los interiores han sido los géneros más abordados por el pintor almeriense en su prolífica obra. La mirada al mar se hacía obligada en su tierra de Almería y de ese mar Mediterráneo nos ha dejado “vedutte” excelentes. En realidad de toda la ciudad y la provincia, dando testimonio de sus monumentos históricos y almazaras, con un dominio asombroso del dibujo, que sobresalía junto a la propia mancha de color en la pintura al agua. Ciudades, pueblos y rincones dan fe de una mirada estética y de su perfecta ejecución. Pintor “plainairista” al que con frecuencia rodeaban los mirones, como dan fe las fotografías.

Aunque ha trabajado el óleo y otros pigmentos, la acuarela le ha afirmado como maestro en este difícil arte. “Es rápida y directa a la hora de hacer; va con mi carácter inquieto”, confiesa el autor. Los campos de Nijar, las cuevas de Guadix, la alcazaba almeriense o el barrio de pescadores de la Chanca, han sido motivo y materia de sus cuadros, al igual que de ciertos pintores indalianos almerienses como Miguel Cantón Checa.

Interiores de silencio y armonía


Los interiores vienen quizás del silencio, soledad y armonía de su palacete de Guadix, donde la mirada del artista topa con lugares y objetos que al decir de Juan Ramón Jiménez, las cosas ofrecen una paz que no siempre proporcionan los hombres. Visconti crea el espacio pictórico al representar una mesa camilla junto a la luz de una ventana o un aspecto del salón que se deja iluminar desde naciente o poniente.

Visconti ha abordado grandes panorámicas urbanas o rurales en sus cuadros. Es un pintor ambicioso y valiente que ha querido sustentar su trabajo en el dibujo, como premisa clave, sabiendo que el color bien dominado llega después aunque se haya concebido al mismo tiempo. Otras ciudades como Venecia, Madrid o Salamanca también han sido objeto de representación del artista almeriense.

La escultura y los monotipos conforman otro capítulo del trabajo artístico de Julio Visconti, de ello dan fe sus obras guardadas por los coleccionistas como un tesoro. Él ha sabido como nadie atrapar la luz de Almería, una luz que es sol y que desafía con su relumbre a los pintores. El autor ha sido galardonado en numerosos certámenes de juventud y reconocido más tarde por una trayectoria laboriosa y brillante.

(El Grupo Indaliano se creó por Jesús de Perceval en 1945 y tenía como objetivo dinamizar la pintura después de la guerra civil de 1936-39 en España. Eugenio D’Ors apoyó la idea junto a otros críticos e intelectuales del momento. Los artistas que lo integraron fueron Miguel Rueda, Francisco Capuleto, Luís Cañadas, Paco Alcaraz, Miguel Cantón Checa y Antonio López Díaz. Una nueva visión del color y la textura renovó la visión pictórica española de los años 40, 50 y 60).

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