jueves, 8 de diciembre de 2011

Ángel Sánchez de la Cruz publica “Los celtas vettones en las tierras abulenses”


"Los celtas vettones en las tierras abulenses”

El castro de la Mesa de Miranda. Chamartín (Ávila)

Ángel Sánchez de la Cruz

Ávila


Julia Sáez-Angulo


Cuando uno descubre un paraje hermoso e interesante y lo frecuenta, siente deseos de comunicarlo, de dejar constancia del mismo, máxime si lo sabe solitario y desconocido. Ese fue el punto de arranque del libro de Ángel Sánchez de la Cruz con el castro de la Mesa de Miranda, en el pueblo de Chamartín en Ávila.

“Como consecuencia de nuestras reiteradas visitas al castro abulense de Cogotas tuvimos noticias de la existencia de otro castro en la misma provincia (…) el castro de origen centa de la Mesa de Miranda. Si las Cogotas nos tenían muy interesados, el nuevo lugar nos entusiasmó”, explica el autor.

El volumen da cuenta desde el vocablo Chamartín, nombre del pueblo y de un característico barrio madrileño, hasta el emplazamiento, descubrimientos cerámicos, metálicos, vítreos, óseos y pétreos del castro de la Mesa de Miranda.

Seguidamente el libro habla de los vettones, habitantes y constructores del pasado, de su raza, idioma y escritura, de sus creencias y prácticas religiosas, así como del clima, vegetación y fauna del lugar.

Después de hablar de la sociedad, alimentación, vestido y costumbres de aquellos vettones, Sánchez de la Cruz concluye con las posibles causas de extinción de aquel castro.

El libro termina con una amplia bibliografía, a la que se suman una serie de ilustraciones con representaciones de la narria y hombres armados en las pinturas rupestres del abrigo del Cerro de la Cabra, en Ojos Albos (Ávila) y vestigios arqueológicos de otros lugares.

Un libro interesante y digno de leer por aquellos interesados en los celtas y la arqueología del lugar. Choca quizás que escriba la palabra “vetón” (definido por le diccionario de la RAE como “pueblo prerromano de la antigua Lusitania que habitaba parte de las actuales provincias de Zamora, Salamanca, Ávila, Cáceres, Toledo y Badajoz”) con dos “t”, cuando la consonante reduplicativa no es común a la lengua española y, desde luego no en esa palabra.


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