martes, 13 de marzo de 2012

El nuevo abad de Silos y el director del Museo Reina Sofía inauguran la instalación de Mateó Maté


E. Sáez


Se ha inaugurado en la Abadía de Santo Domingo de Silos (Burgos) la exposición “Mateo Maté. Universo personal”, organizada por el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. El evento cuenta con la colaboración de la Cámara de Comercio e Industria de Burgos.

Además del artista, estuvieron presentes en la inauguración el nuevo abad de Silos, padre Lorenzo Maté, quien declaró que no era pariente del artista, pese a la coincidencia de apellidos; el director del Museo, Manuel Borja-Villel, y la comisaria de la exposición, Lynne Cooke, que pronto dejará su cargo en el museo y artistas locales de Burgos como: Ignacio del Río, María José Castaño y Cristino Díez Rum, que expusieron recientemente en Caja Círculo de la citada ciudad.

Debido a la crisis económica, las exposiciones en Silos se espaciarán en el futuro, según declaró el director del Museo Reina Sofía. En estas muestras en Silos sólo han participado cuatro mujeres, de las que sólo una es española: Carmen Laffon.


Mateo Maté ha concebido una obra expresamente para el espacio expositivo del monasterio. El artista madrileño ha viajado hasta la abadía burgalesa en varias ocasiones para tomar contacto con sus habitantes, monjes, y así definir el proyecto.

La instalación que presenta Maté tiene que ver con la concepción personal, mística, que los religiosos tienen del universo-su universo, una visión anterior a las teorías de Galileo. Con la contemplación de esta obra se establece –a decir de uno de los monjes de esta comunidad, Víctor Márquez— una especie de “dialéctica entre el ancho mundo y ese otro mundo que, contraído, explora el espíritu de la lentitud”.

Para hacer partícipes de ello, el artista utiliza imágenes que recuerdan a las de películas de ciencia-ficción que todos conocemos (La Guerra de las Galaxias o Mars Attacks!) e invita al espectador a contemplar un viaje espacial a través de lo que va grabando una cámara que recoge lo que contiene la sala expositiva.
Un video interesante
En un principio la levitación de los objetos de una celda benedictina resultaba demasiado obvia, teresiana por aquello de encontrar a Dios entre los pucheros cotidianos. EL video es mucho más interesante que la instalación porque amalgama en su bidimensionalidad –como la pintura- el ilusionismo de las cosas.

La simplicidad de la vida de un monje benedictino que trabaja la alquimia de su vida a través de un viaje interior hace que tenga más consistencia y proyección que las vidas abigarradas de objetos. La vida del benedictino se guía por unos horarios y disciplinas rígidos y exigentes que le hacen estar alerta.

El nuevo abad, que sustituye al padre Clemente dio la bienvenida y recordó que se es abad con los monjes y nunca sin ellos. El monasterio de Silos, uno de los más visitados por los viajeros cuenta con un espléndido museo sacro y una hospedería. El claustro es de los más bellos y a él se abre una casa capitular del siglo XII-XIII y cuenta con una soberbia Virgen bajo la advocación de Nuestra Señora de Marzo. En el jardín el ciprés al que el poeta Gerardo Diego, de la Generación del 98, dedicó un hermoso soneto:

Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas el cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanado a sí mismo en loco empeño.
Mástil de soledad, prodigio isleño,
flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza,
peregrina al azar, mi alma sin dueño.
Cuando te vi señero, dulce, firme,
qué ansiedades sentí de diluirme
y ascender como tú, vuelto en cristales,
como tú, negra torre de arduos filos,
ejemplo de delirios verticales,
mudo ciprés en el fervor de Silos.

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