miércoles, 7 de noviembre de 2012




Gabriel Josipovici se pregunta en su libro “¿Qué fue dela modernidad?”

 Josipovici


Julia Sáez-Angulo


“¿Qué fue dela modernidad?” es el título del libro de Gabriel Josipovici (Niza, Francia, 1940) donde se cuestiona los porqués y la diferencia entre artistas del movimiento moderno, a primeros del siglo XX y los actuales. Todo un reto de investigación que el autor trata de atisbar después de una prolongada investigación, que viene desde sus estudios en Oxford. La traducción del libro es de Gregorio Cantera.

Después del prefacio, el autor escribe un texto titulado “No hay palabra que no me lleve a ponerme en guardia”, en el que habla, entre otras cosas, del abatimiento de Mallarmé a los 23 años ante la dureza y resistencia de la creación literaria.

El volumen “¿Qué fue dela modernidad?” se divide en tres partes con los respectivos epígrafes: El desencantamiento del mundo; Modernidad, y Ayer, hoy y mañana. El libro, que cuenta con algunas ilustraciones, se completa con abundantes e intensas notas al final del mismo.

“Con Burnes y otros escritores ingleses de su generación, como Martin Amis, Ian McEwan, Blake Morrison, o el crítico John Carey (que pertenece a una generación anterior pero es incondicional de ellos, me pasa una cosa: que al leerlos tengo la impresión de que el mundo y yo hemos empequeñecido, hemos mermado”, escribe Gabriel Josipovici y continúa:

“Sin duda, ellos responderán al instante: eso es lo que pretendíamos, dar buena cuentas de tales ilusiones. Solo que no me los creo”.

Gabriel Josipovici da tres razones de por qué se ha llegado a todo eso de cierta altanería pequeño burguesa. “En últimos extremo, todos han bebido de Philip Larkin, cuyo estilo  y cuya forma de ver el mundo tanto aprecian los ingleses y eso es de los escritores más seguidos de su generación”.

“Por chocante que parezca, nos ha tocado una época en la que, si bien, toda “petulancia” levanta ampollas, se da por bueno lo serio y lo “profundo”, de forma que se presta atención a interminables relatos acontecidos en Ruanda o en Bosnia por no hablar de esas ampulosas novelas históricas que recurren a un “tono ampuloso” que alas novelas, pongamos por caso , P. G. Wodehouse o Robert Pinget”, señala el autor del ensayo.

La tercera razón para Gabriel Josipovici es la de que “smos la primera generación que ha asistido al maridaje del Arte con mayúscula y la moda, con alborozo de ambos. “…) “Vivimos una época en a que arte y espectáculo son una misma cosa”, concluye.




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