jueves, 22 de noviembre de 2012




Soledad Puértolas y su última novela “Mi amor en van

 


Julia Sáez-Angulo


         “Mi amor en vano” es el título de la última novela de la  escritora y académica Soledad Puértolas (Zaragoza, 1947), publicada por la editorial Anagrama. Una novela de personajes cotidianos, de vida real con palabras y pensamiento más que con acción, en la que se refleja la vida.

Soledad Puértolas sabe plasmar la vida cotidiana y la existencia del hombre y la mujer de hoy, sin epopeya, con intimidad, donde las cosas suceden dentro de la corriente de conciencia, en la reflexión, en la escucha de la palabra del otro, en la espera y la esperanza.

En suma, un “realismo literario” en cuanto reflejo a lo largo del camino, según expresión stendhaliana, vidas trascendidas por la escritura literaria, ese lenguaje hermoso que permite plasmar lo más vulgar o el cada día, a base de monólogos prolongados que recapitulan el pasado o la forma de ser de los personajes cercanos.

Después de un accidente

Esteban es el hombre que coagula la narración a base de ver, mirar, escuchar, sentir, anhelar… Es un joven que sufrió un accidente y lleva muletas, a partir de ahí su vida cambia y se aparta de su familia para entrar en otro barrio, otro ambiente que paulatinamente le envuelve.
El dolor, la impotencia, la situación anterior a la enfermedad, el dolor o la debilidad, son motivo factores narrativos en los que la autora se detiene con la morosidad del escalpelo para desnudar almas y describir cuerpos mellados. El dolor, la resistencia al dolor, la flaqueza y la ansiedad o el deseo, se mezclan en existencias que no dejan de imaginar la vida y tratan de articularla.

La escritora muestra gran sensibilidad para hablarnos de estas vidas, de sus personajes de apariencia simple o poco relevante, pero con una complejidad interior a la hora de hacer balance, de calificar al otro, de amoldarse a las circunstancias. Anhelo, deseo y sueño, la materia de la que está hecha el amor y los hombres y mujeres, sus protagonistas.

Las relaciones humanas que vienen a poner un decorado concreto a las vidas, como un tejido del destino. Los instantes fugaces de asombro, entusiasmo o felicidad que ayudan a hacer llevadera la existencia y que amortiguan, amarguras, desdichas o fracasos. Todo entra en ese gran almacén que es la novela, un género que sigue buscando y despertando emociones porque las describe y las hace revivir.

Escritura sugerente, hermosa, refinada, sin desmayos hacia lo vulgar, por vulgares que sean las vidas. Puértolas nunca cae en el costumbrismo sin dejar por ello de ser realista en los ambientes y personas que retrata.


         

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