jueves, 13 de junio de 2013



Javier Tomeo, Cuentos Completos en edición de Daniel Gascón





Julia Sáez-Angulo

         Es el escritor español más singular y expresionista en el campo de la narrativa. Javier Tomeo (Quicena. Huesca, 1932) tiene una prosa incisiva y lúcida, donde el humor corrosivo o absurdo, la sátira aguda, profunda y educada, dan idea de una mente donde la tragedia raya con el esperpento.

Los Cuentos Completos del aragonés Javier Tomeo que publica la editorial Páginas de espuma, en edición y con prólogo de Daniel Gascón constituyen un acontecimiento literario. Con la narrativa breve el autor fija de forma cercana y rápida esas atmósferas que él crea, donde la amenaza pesa como la espada de Damocles o las sugerencias se clavan como puñales.

Los Cuentos Completos 866 páginas) acogen sus libros anteriores titulados Bestiario, Historias mínimas, Problemas oculares, Zoopatías y zoofilias, El nuevo bestiario, Cuentos perversos o Los nuevos inquisidores, así como algunos inéditos sueltos. Ya los títulos hablan de los campos donde gusta moverse el autor.

Daniel Gascón (Zaragoza, 1981) escribe un amplio prólogo titulado “El mundo de Tomeo· en el que dice: “Hay muchos escritores buenos. Pero no son tan frecuentes los que inventan una manera de ver el mundo y consiguen contagiarlo a los lectores”. Para gascón, Javier Tomeo es “un escritor raro que produce una literatura ´situada en la periferia´ en palabras de Félix Romeo.


Mundo onírico o fantástico

Esta claro que Tomeo es un escritor muy particular dentro del panorama de las letras en castellano. Según Rafael Conte, “viene del mundo de las pesadillas, de lo fantástico y lo onírico, recuerda en suave -y subrepticio- a Kafka, a Buñuel, al surrealismo, a Charlot, a Buster Keaton o al gran Ramón Gómez de la Serna”.

Además de las novelas breves, Javier Tomeo afronta el relato, la narración breve con verdadero magisterio. Muchos de sus personajes son alternativos de un mundo real, extraños, obsesivos, recalcitrantes, que nos llevan de la mano magnética de la lectura a su terreno extravagante para zambullirnos en él sin solución de continuidad.

Lo raro y lo monstruoso se dan la mano en unos seres humanoides que se nos asemejan a ráfagas y eso nos inquieta. La belleza inquietante del barroco se plastifica en una escritura como la de Tomeo, que no deja indiferentes a los lectores. Algunas de sus historias permanecen en el lector para siempre porque dejan huella en el cerebro, en la mente, en la memoria.

Al mismo tiempo la ternura parece alojarse en estos seres humanos incompletos o poco preparados para afrontar la extrañeza del mundo real, donde los demás nos hemos acostumbrado domesticando la locura. El azar, el destino o el capricho se posan sobre los protagonistas como maza implacable. Y esos protagonistas somos todos nosotros.




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