domingo, 15 de diciembre de 2013


Ana Alejandre, autora de una gran novela sobre el paro laboral

 

 

Julia Sáez-Angulo

 

         Un día cualquiera es el título de la última novela de Ana Alejandre publicada por Editorial Manuscritos y presentada en la Asociación de Escritores y Artistas Españoles, por Antonio Machado Soler y Emilio Porta. Los actores Juan González Costa y Ana Prada dieron voz a los personajes de la novela, que tendrá una segunda presentación en el Centro Riojano de Madrid, el próximo miércoles día 18 de diciembre, por Charo Cueva y Ángel Maestro.

         Es la tercera novela de la escritora, con una estructura sumamente original al trascurrir el tiempo de acción en 24 horas y con un final sorprendente. Cuatro personajes, el editor parado a sus 50 años, la esposa que tiene una perfumería, el hijo que no acaba de terminar la carrera universitaria y el padre del parado que los acoge en casa, van manifestando sus sentimientos y sensaciones en una suerte de soliloquios, monólogos interiores, conversaciones de teléfono o cartas.

         Una estructura lineal pero sumamente aguda al concentrar la acción del pensamiento de los personajes en un solo día. Transmitir el drama y la angustia de un parado en su edad madura, algo así como un “fuera de mercado laboral”, no es fácil, pero la escritura de Alejandre va llevando por los vericuetos del pensamiento y los afectos para darnos una visión de conjunto precisa, en la que cierto suspense inquieta al lector.

         Hay ciertos ecos sartrianos al pensar que “el infierno" son muchas veces los otros. La soledad, la incomunicación y el miedo empapan a Juan, Lola, Marcos y el abuelo; sentimientos que arrollan y ante los cuales no parece haber una pronta solución. En algunos momentos de la lectura se siente la compasión humana ante unos seres tan aislados y solos. Seres que viven pero no conviven. La literatura plantea problemas pero no da soluciones.

         Algunos excursos sobre temas colindantes a los personajes pero no sobre la angustia del paro, la escasez y el miedo, alivian de vez en cuando la tensión planteada en la narración de la novela.

         Ana Alejandre ha sorteado los peligros del costumbrismo que podrían bordear la novela, aunque se sirve del lenguaje coloquial para dar verismo a la narración. Es un testimonio de la manera de hablar de nuestros días, sobre todo en el personaje del joven estudiante, Marcos. También trae a la narración acontecimientos como el asunto de la manifestación de indignados en la Puerta del Sol.

         “En un minuto caben muchos días” decía Shakespeare. En las 24 horas de “Un día cualquiera” –título irónico ante los casi seis millones de parados en España- dan mucho de sí en la historia narrada y en la escritura con aciertos de descripción y metáforas.

 

 

        

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