lunes, 24 de febrero de 2014

“Zalacaín el aventurero” de Pío Baroja, en edición de Juan María Marín








Julia Sáez-Angulo


           
            El escritor vasco Pío Baroja eligió el tiempo de una guerra civil española para situar su novela Zalacaín el aventurero, una de sus preferidas.  Ediciones Cátedra ha publicado una nueva edición del citado libro de Baroja, con estudio introductorio de Juan María Marín Martínez.

            Zalacaín el aventurero, lleva como subtítulo Historia de las buenas andanzas y fortunas  de Martín Zalacaín el Aventurero.

            Baroja destacó muchas veces sobre otras de sus obras Zalacaín el Aventurero, subrayando siempre la rapidez con que la compuso y su falta de ambiciones ideológicas o estéticas: “La escribí por entretenimiento, para pasar el rato, y la terminé en unas pocas semanas”.

            “Según revela en sus memorias, concibió  las primeras ideas para componer su nueva obra en la primavera de 1907 , cuando pasaba  una temporada en Sant Jean Pied de Port, pueblecito francés” (…) al que re recomendó su amigo el pintor Darío de Regoyos.

            “En la génesis de la novela la influencia de Serafín Baroja (liberal, agnóstico y anticlerical como su hijo)  es indudable: en las semanas finales de la guerra civil había visitado, como corresponsal, diversos escenarios bélicos (Hernani, Fuenterrabía, Guetaria, Zarauz, el valle de Eizondo, Ainhoa, Azpeitia, Cestona, Tolosa, Beasaín…) lugares desde los que fue enviando a El Tiempo, el periódico de Madrid, esas crónicas fechadas entre el 10 de enero y el 26 de febrero de 1876, que fueron publicándose según llegaban a la redacción”, cuenta Juan María Marín Martínez en el estudio de la amplia Introducción a la novela.

            Esas crónicas y unos dibujos a lápiz que hizo cuando se acercó a los frentes de guerra se conservaban guardados en una carpeta en la casa de Itzea:

            “Su hijo Pío, cuenta Pio Caro Baroja- las debió pegar [las crónicas] sobre papeles más grandes y ecribió de su puño y letra “Crónica de la Guerra Carlista, por Serafín Baroja; tiene sesenta y una páginas con notas y apuntes de Pío y Serafín”, concluye el editor.

            En suma la novela de un héroe vasco ansioso de aventuras y sediento de lances de guerra para tener motivos de narración y crónica en su origen y acabar novelado en una célebre obra de don Pío Baroja: “Zalacaín el aventurero”.



            

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