martes, 30 de septiembre de 2014

ASTORGA EN EL CAMINO DE SANTIAGO, UNA PARADA OBLIGADA



catedral de Astorga

Carmen Valero


En Astorga se encuentra el mejor retablo renacentista en la Catedral de Santa María. Obra del discípulo de Miguel Ángel Buonnaroti, Gaspar Becerra, escultor que colaboró en la mitad del siglo XVI, con los italianos Vasari y Valterra, además de moverse en la órbita de Miguel Ángel Buonnaroti. Formó su equipo de maestros y oficiales expertos en ensamblaje y talla de madera, y la policromía la realizaron  Gaspar de Hoyos y Gaspar de Palencia.  Como dicen los maragatos, para ver algo mejor hay que ir a Italia, es lo mejor de España. Junto a la catedral el Palacio arzobispal de  Antoni Gaudí, dominando los altos de la ciudad, con unos jardines que dan a la muralla, y ofrece un paseo por sus lindes  de casi un kilómetro.




La  plaza del Ayuntamiento de Astorga, presidida por un edificio precioso restaurado, con dos torres, de estilo barroco, esta coronado por un reloj campanario en el centro de la fachada, que da las horas golpeando las campanas unos muñecos, (Colás y  Zancuda), pareja con trajes de maragatos, que golpean con sendos martillos la gran campana, dando asi las horas, al estilo de los relojes de carrillón alemanes.  El ambiente que dan los peregrinos que hacen el Camino de Santiago, siguiendo la ruta que pasa por la ciudad, caracterizan un trasiego de gente variopinta, que llegan por las noches para pernoctar en los albergues que tienen a su disposición y en los alrededores. Desde los europeos que llegan por las distintas rutas compostelanas, la francesa, la de Plata, a los numerosos norteamericanos y canadienses, además de los latinoamericanos, que tanto nos visitan. Las numerosas iglesias tocan con frecuencia las campanas, y la Cofradía de la Veracruz, ofrece la música de un campanario con un carrillón de ocho campanas, y alberga en su ermita pasos de Semana Santa, entre los que se encuentra la imagen de un Cristo crucificado articulado. Hay ocho cofradías en la ciudad.

El Museo Romano, en la Plaza de San Bartolomé, merece la pena visitarlo, y las rutas guiadas a los vestigios romanos de la ciudad, son una sorpresa mas para los peregrinos y turistas. Unas casas romanas descubiertas en la misma plaza, están a la vista.





Restaurante La Peseta, un clásico singular



Junto a la entrada del museo, se encuentra el restaurante La Peseta. Fundado en  1871 por Irene Alegre,  y regentado en la actualidad por sus nietos Ramón, Jorge, e Irene, es otro de los monumentos a la gastronomía que son de visita obligada. Jorge, al frente de la cocina ha incorporado conocimientos de la nueva cocina, y que valora y maneja sabiamente. Lo importante es el producto dice. Mantiene la cocina tradicional que hizo famosa la casa. Era parada obligada para muchos viajes a Galicia, la comida allí nunca defraudaba, y la relación precio-calidad estaba asegurada. 

Muchas personas viajaban desde Madrid para comer pichones de Tierra de Campos, y el congrio al ajo arriero, pescado que aseguraba calidad, sin tantas neveras ni facilidades como ahora para la conservación de los alimentos.  El congrio lo traían los arrieros, porque era un pescado duro y consistente, que llegaba a los pueblos después de días de viaje desde la costa, dicen Ramón y Jorge. Siguen en la carta las judías blancas con almejas, el morcillo de ternera estofado lentamente al aroma de tomillo y vino blanco, todo conserva la calidad, preocupación de la casa en la selección de los productos de la tierra. La merluza del cantábrico al romero,  y el pulpo a  la gallega, son también dignos de esta muestra al gusto mas exigente. Derroche de excelente aceite de oliva en el panaché de verduras. Y el pan de hogaza crujiente, para acompañar las salsas.




El cocido maragato, también lo sirven como lo hacía Irene Alegre, que “cocía despacio a fuego lento los garbanzos, y cuando están listos les añado jamón salado, tres clases distintas de chorizo caliente, patatas y repollo, y los dejo así estofándose ocho horas.”

El cocido maragato de excelentes carnes desgrasadas con chorizo casero un punto picante, la pelota y costillas ahumadas, toque de las carnes de esta casa. Se toma como primer plato. Le siguen los garbanzos de pico pardal de Valdeviejas, pequeños, tiernos y sabrosos, y por último la sopa de fideos, con un sabor resumen de los contenidos del cocido, que se agradece. Dicen que esta costumbre de tomar la sopa al final viene de la ocupación napoleónica, cuando saqueaban los pueblos, y siempre empezaban por las carnes, para que si llegaban los franceses, tomasen la sopa. De postre natillas con mantecada de Astorga. Los vinos de la casa, buenos Rioja, y Ribera del Duero. 

Actualmente el cocido maragato, lo sirven en menú para el peregrino por las noches, al igual que un menú de dia y de noche, con especialidades de la casa, que sin duda recomiendo, porque los cocidos maragatos se pueden comer en cualquier menú de la ruta del Camino de Santiago, y en cambio la cocina de  La Peseta es una oportunidad única. Es una buena gasolina para el peregrino.


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