domingo, 7 de septiembre de 2014

"Los nadadores", de Ignacio Fortún en la galería Suñer de Madrid


 

L.M.A.

Hay algo común en toda la obra de Ignacio Fortún, es el aura. Los cuadros gravitan ante el espectador con cierta majestad y una delicadeza que le ha otorgado reconocimiento como pintor de primera línea. Su nueva propuesta, Los nadadores, lo confirma como un clásico vivo. Se trata de un trabajo poético en el que señala el agua como camino de salvación. “Los nadadores contienen imágenes icónicas y entroncan con la necesidad de bálsamo que tiene la sociedad actual” afirma el artista. “Es una obra para poderte despegar de todo este ruido agotador que hay alrededor y que te lleve por el agua hacia otro lugar, hacia otro paraíso”.

Vivimos un tiempo en el que el arte necesita volver la vista atrás para retroalimentarse ante el caos que provoca la gigantesca eclosión de propuestas actuales. Ya no hay un centro de referencia, ahora todo el universo es una vía viva, pero la carencia de objetivos claros genera dispersión. Por eso Fortún volvió la mirada hacia el Romanticismo, que ensalzaba a Dios a través de la Naturaleza, para presentar este trabajo, en el que muestra un paisaje recuperado donde el hombre es protagonista, un hombre perdido que nada en piscinas, pero también lo hace en corrientes que serpentean entre riscos, en playas ideales y en aguas calmadas, para realizar una reflexión sobre su situación en este mundo en el que no está solo. La idea es proporcionarle un camino en el agua, una vía de introspección que le sirva para recuperar la armonía con el entorno y la salvación.

“Como toda mi obra, parte de la experiencia personal. De lo vivido y de lo cotidiano y a partir de ahí encontrar la trascendencia de lo que estás viviendo y de lo que estás observando. A través de la experiencia, de la práctica de la natación, de ir a una piscina, y observar al hombre, situarme no como alguien que va a nadar, sino como un observador, y vivir ese lugar donde te encuentras bien, donde vives una sanación”, explica Fortún. “Y por otro lado la experiencia de viajes al norte, a Asturias. Un lugar que para mi se reflejó como el último paraíso en la península, que evidentemente no es el último, sino un lugar que idealizas y generas. Pero encontrarlo allí, en ese caminar por la costa y descubrir a las vacas como seres que transmiten una especie de calma, de serenidad. Explico una relación de esos seres, de esas vacas, con la naturaleza, con el mar, con el agua. Todo eso, de alguna forma, generó en mi una serie de emociones”.
 
Los nadadores se presenta el día 11 de septiembre en la Galería Antonio de Suñer, Calle Barquillo, 43, Madrid. 

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