sábado, 29 de noviembre de 2014

ENCARNACION PISONERO, Poeta invitada de “La Mirada Actual”



 Caricatura de Encarnación Pisonero,  por la pintora Carlota Cuesta

L.M.A.

Encarnación Pisonero Pisonero, nace en Villalba de la Loma (Valladolid).  Se Licencia en Filosofía y Letras, por la Universidad Complutense de Madrid. Publica monografías y textos de catálogos sobre pintores, escultores, etc. Los textos sobre Artes Plásticas los firma como Scardanelli. Miembro del Consejo de Redacción de la Revista Rey Lagarto. Colaboradora de distintos  medios de difusión cultural. Miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte (A.I.C.A.), también (A.E.C.A. y A.M.C.A.) Cofundadora y miembro del Consejo de Redacción de la Revista Dispar-art. Patrona de la Fundación Torre-Pujales Museo de Arte Contemporáneo, Costa da Morte. Corme Porto (La Coruña). Ha publicado 12 libros de poesía, ensayos y criticas de arte. 

Pág. Web. 
www.encarnacionpisonero.com


           POEMAS

                                                                               Del libro El Prisma en la mirada
                                                                               Edicios Do Castro, A Coruña, 2.000


LA ESTRELLA DE SALOMÓN
                                                                                             A los colores


Entre el blanco y el negro campo virgen a siembras,
profundidad de sima, escalofrío y pálpito
y cenizas que guardan un rescoldo de brasas.


Un vacío total lo que el alba promulga,                             El blanco
ausencia de color que es compás de espera,
la nada que vibra antes del nacimiento,
caolín, loto y plata,                                                           
la página no escrita
que acecha a quien la cubre.
Entre el mate y el brillo
es la luz que deslumbra
y es tibio y casi azul
como la cal al sol.


Si es de aire y de agua                                                       El azul
es lanza cometa que atraviesa el espejo,
beso de cielo al mar,
sinfonía de adioses        
y muro de necrópolis.
No es color de este mundo,
sólo es sueño y ensueño,
pájaro de felicidad o beato angélico.


Cuando llega el verano surgen pastos de trigo,                         El amarillo
de centeno y de avena,
nueva piel de la tierra en la carne del orto.
Cómplice de la luz que rechaza la sombra
busca cueros usados que se coman limones
y esconde las manzanas en mítico jardín.
En los campos hay pajas cuando acaba la siega
y veloz llega otoño con las uvas granadas
como un fruto de amor.
Y la cera del cirio va alumbrando la muerte
de la esencia del yin y el origen del yang.


Es Dionisos quien viste azafrán por adorno                 El anaranjado
y Virgilio le imita en el velo de Helena                      
y unos monjes se tiñen de jacinto las túnicas.


Con un cruce de sables, de pasiones y rezos                  El rojo
se atemperan los cuerpos mientras brota la sangre
y resurgen las brasas de atanor de alquimista,
en el vaso de vida que contiene la muerte
o mar de los egipcios que transmuta ambos polos.
Y se encienden delirios con el vino y el labio
que son grana y carmín los amores del joven.                        


Al buscar equilibrio de sentidos y mente                                    El violeta
se transforma en vitela de salterio y misal,                      
persuasión y obediencia del morir y nacer.


Un eco de selva, de abril y de musgo                              El verde
es arrastre del agua que despierta a la vida.
Es sombrero de obispos
y fue toga de médicos
y blasón de los locos.                                                          
Es la Venus de Fidias,
es el cuerpo de Osiris
y celedón nereida.
Es la hoja del trébol, del laurel y la viña,
un oasis de útero que ayuda al olvido.


Al fin llega la noche,                                                          El negro
alto vuelo de cuervo que devora palomas,
pronto luto de viuda por fracaso del eros.
Es la yod del hebreo,
de la Meca la piedra
y manto de derviche.
Es revés de la luz                                                                 
y la faz del abismo que carece de fondo.
Es también tierra fértil
y la mater materia,
un vacío absoluto destinado a colmarse.


Entre el blanco y el negro hay ingentes cosechas
del pintor que trabaja con la flecha y el arco,
dando forma al volumen
y color a la forma.
                                              

                                                                                  Del libro La estrella del anís                                                            Ediciones Devenir, Madrid, 2.004



Cuando llega la noche
el arce siente un abandono de alas,
la glicinia se derrama en quimeras
y el sauce llora;
entonces voy al encuentro de tú alma,
entre aromas de menta y de membrillo,
para perderme allí.


                                                                              Del libro Permiso para embalsamar
Ediciones Olifante, Zaragoza, 2.014
                                              


Su collar estaba hecho
                       de lenguas de los amantes
                       que le habían besado.
Y el espacio que aún había libre,
                       era para añadir
los corazones de los esclavos de su amor
                       en sucesivas vidas.

Y mientras esto os digo,
la boca del fauno el pezón muerde.



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