lunes, 2 de febrero de 2015

“Los Cuentos de la Peste” de Mario Vargas Llosa en el Teatro Español, dirigidos por Juan Ollé







Julia Sáez-Angulo

         Al escritor Mario Vargas Llosa le encanta la erótica del cuerpo en toda su obra y no ha desaprovechado la ocasión de hacer su particular homenaje teatral al celebre Decamerón (1351) de Boccaccio. El Teatro Español ha puesto en pie su obra Los Cuentos de la Peste, al igual que ha hecho en pasadas ediciones, donde el propio autor interviene como un personaje y un cierto atractivo para el público.

Juan Ollé dirige la representación en la que intervienen los actores Aitana Sánchez-Gijón (habitual musa teatral de Vargas Llosa), Pedro Casablanc, Marta Poveda y Oscar de la Fuente. Todos ellos unidos al propio Vargas Llosa, que interpreta al Duque Ugolino, dan vida a números personajes que van apareciendo en las largas dos horas que dura el espectáculo.

El montaje tiene su gracia, al representar un jardín con una fuente central, donde se dan cita los personajes para jugar a ser unos y otros, en aras de las mentiras que van entreteniendo el encierro, mientras la peste tiene cercada a Florencia. Un montaje ciertamente sencillo e ingenioso al mismo tiempo.

El espíritu, la forma y los ecos del Decamerón están presentes en el destilar de cuentos donde el Medioevo se ponen de manifiesto con las historia de clérigos, monjas, abadesas, ermitaños, doncellas… Picardías, seducciones, cópulas y no cópulas de principio a fin, con un ritmo bastante bien llevado.
Vargas Llosa interpreta a Ugolino frente a Aitana Sánchez-Gijón como Aminta, condesa de la Santa Croce, la esposa díscola. Ambos personajes van dando unidad de principio a fin, con intervención del propio Boccaccio –Pedro Casablanc- en diálogos periódicos con el Duque.

El escritor peruano/español lo pasa  bien en el escenario. Su papel es más tranquilo y pasivo, respecto a los otros; su dicción más lenta y lectiva, no en balde representa a un hombre mayor.

Pánfilo y Filomena son los personajes que conservan los nombres del Decamerón, interpretados con buena animación por Marta Poveda y Oscar de la Fuente. Quizás choque el aparente acento gallego de Filomena en el cuento del ermitaño y algún otro.

En suma un d´aprés  del Decamerón, pasado por la escritura de Vargas Llosa, donde el autor juega con la ambivalencia y el trampantojo de la verdad y la mentira, el arte y sus apariencias en su parte más interesante, mientras que la rijosa resulta más obvia.

        


         

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