domingo, 8 de noviembre de 2015

Don Juan González Mateo, párroco de Uruñuela, fundador del Sindicato Agrícola Católico, canónigo de Toledo y mártir en 1936



Uruñuela


Julia Sáez-Angulo

          Alejandro Sáez González, sacerdote diocesano de Logroño, Calahorra y La Calzada, ha investigado sobre la figura de don Juan González Mateo, párroco de Uruñuela (La Rioja), fundador del  Sindicato Agrícola Católico de dicha localidad, más tarde canónigo de Toledo y finalmente mártir en 1936. Su trabajo dará lugar a un próximo ensayo histórico.

         Don Juan González Mateo (Corella, Navarra, 1884 – Toledo, 1936), estudió en el seminario de Burgos y se ordenó sacerdote en 1908. Después de nombrado coadjutor de la parroquia de San Gil de Cervera del Río Alhama (La Rioja) fue nombrado cura ecónomo de la parroquia riojana de Uruñuela en 1910. En 1921 obtuvo por oposición una canonjía en la catedral primada de Toledo.

         “Como párroco joven, emprendedor e ilustrado, don Juan llevó a cabo una gran labor al fundar el Sindicato Agrícola Católico en Uruñuela en 1912, tratando de interpretar así la doctrina social católica de la Iglesia en aquel momento, después de la célebre encíclica Rerum Novarum del papa León XIII”, declara Alejandro Sáez González (Uruñuela, La Rioja, 1934).

         “El acta de constitución tuvo lugar en la Casa Consistorial y se inscribieron 54 socios en el Libro de Registro.  Seguidamente se hizo un reglamento. Las cuotas eran de tres pesetas.”, añade el investigador del personaje. “El Sindicato fue considerado modelo en La Rioja.

         El edificio social del Círculo Católico tuvo lugar en 1915 y se inauguró con una fiesta solemnísima, en la que intervinieron con sus conferencias Luis Díaz del Corral y Primo de la Riva. Le siguió después una bodega cooperativa y una Caja Benéfica.

         Uruñuela cuenta con una calle que lleva el nombre de don Juan González Mateo en reconocimiento a la labor social importante que en su día hizo por el pueblo.

         En Toledo, don Juan ejerció de profesor en el Seminario Conciliar de San Ildefonso y el 1 de agosto de 1936, al poco de desencadenarse la guerra civil española, fue fusilado por el hecho de ser sacerdote, por lo que está incoada la causa de su beatificación.

       Alejando Sáez investiga actualmente sobre el abad Martínez de Uruñuela, que cuenta con una tumba en la iglesia de Uruñuela del siglo XV.

        

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