miércoles, 17 de febrero de 2016

Jesús Monge, Pintura figurativa con Homenaje a Madrid en la galería Atalante










L.M.A.



            La Galería Atalante con De Sol a Cibeles, muestra una serie de pinturas homenaje a la ciudad de Madrid por el artista Jesús Monge.

            Castizas estampas que agolpadas en la retina fija de la memoria de cualquier visitante de la capital de España, se presentan ante el espectador como un onírico pero tangible sueño. Jesús Monge, pintor aragonés, no se olvida de incorporar en la muestra algunas marinas que junto al resto de las obras expuestas parecen dialogar juntas en busca de ese tan añorado mar madrileño.

            La iconografía de lo cotidiano, la fidelidad a la distancia del enfoque dan lugar a imágenes neutras y estáticas, que muestran una realidad de la manera más objetiva, nacidas de magistrales pinceladas casi fotográficas. En palabras del propio artista “En la pintura mi obsesión es tratar de captar al máximo la atmósfera que rodea los paisajes que elijo pintar… intento no perder el horizonte de la estética, la proporción y el buen gusto… parto de la belleza como base fundamental. Procuro elegir imágenes amables y las dirijo hacia un amplio espectro de espectadores”.

            En su obra Jesús Monge (Zaragoza, 1956) se encuentra ausente de su propia pintura, sus pinceladas desaparecen sin dejar huella de toda acción. El espacio urbano público está casi desierto como modo de abstraer la funcionalidad para la que están hechos. La figura cuando aparece es algo anecdótico.

            Existe en esta muestra un enorme grado de conceptualización al plasmar la realidad trasladada al lienzo con recursos pictóricos casi impresionados. Es esa manipulación de lo real lo que confiere a la obra de Monge un aspecto de irrealidad que se aleja de lo tradicional.

            La luz invade la escena fijando con exactitud la hora del día. Atardeceres sin cielos protagonistas envuelven cada obra en un espacio metafísico de gran lirismo. Jesús Monge con la exposición De Sol a Cibeles nos transporta a una realidad cargada de evocaciones y haya, desde su nueva disposición, una propuesta de convincente valor compositivo que otorga su entidad a ese principio modulador que es la geometría de la luz.


       El espectador tiene una oportunidad única de disfrutar con la obra de un pintor que toca las formas con exquisita ejecución en un complejo universo lleno de referencias cotidianas que se articula en instantáneas recuperadas fuera de lo anecdótico.


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