lunes, 18 de abril de 2016

“Numancia” entre el espectáculo y Cervantes, en el Teatro Español








Julia Sáez-Angulo

            La obra de teatro Numancia se presenta  el en  Teatro Español, dentro de la conmemoración del IV centenario de la muerte del Príncipe de los Ingenios; una representación entre el espectáculo y Cervantes, en versión de Luis Alberto de Cuenca y Alicia Mariño, dirigida por Juan Carlos Pérez de la Fuente, antes de sus relevo al frente del citado teatro.

            Los más añejos tenemos en la memoria la misma obra, dirigida por Miguel Narros en el mismo Teatro Español de hace unos años. Una buena versión que se quedó prendida en oído y retinas, con una licencias curiosas e ingenuas, como la de grandes relojes en las muñecas de los actores.

            Algunos sentimos cierta nostalgia por escuchar a los clásicos sin excesiva mediación, aunque una adaptación sea casi siempre necesaria. Los actores aparecen en escena, se mueven y pasean y cuando las luces indican al espectador silencioso que va a empezar, rompe la espera un saludo de bienvenida en altavoz del Ayuntamiento  de Madrid y de que se apaguen los móviles, algo que acaba con la espera del comienzo y que debiera haberse hecho antes.



            Seguidamente comienza lo que creíamos la obra de Cervantes, pero una parrafada dual de dos actores nos lanzan una moralina sobre el amor, la libertad, el laicismo y los dioses que vagan por el éter.  No suena ni sabe a Cervantes. Desconcierta. No se sabe si es del adaptador o del director; de Cervantes, imposible. Al final más de lo mismo. Será por eso que la obra no se denomina El cerco de Numancia, título que le dio Cervantes. Con este título estuvo otra versión en el Festival de Mérida en 2015.

            Dicho esto, solo cabe disfrutar la representación de Numancia. La puesta en escena con sucesivos paneles prácticos de subida y bajada en la escenografía resulta vistoso y en alguno momentos espectacular . Quizás un exceso de incienso, que hacía toser a ciertos espectadores. Parece que hubiera necesidad de envolver en neblina la historia de un pueblo, Numancia, que cercado por los romanos se vio abocado al hambre y al suicidio. Un heroísmo extremo que ha creado el término de “numantinismo”, morir antes que entregarse al enemigo.

            La vestimenta de los romanos con largo abrigo militar y gorra de plato, tiene algo de deja vu.

            Doce  actores dan vida a Numancia Beatriz Argüello, Alberto Velasco, Chema Ruiz, Raúl Sanz, Carlos Lorenzo, Alberto Jiménez, Markos Marín, Maru Valdivielso, Julia Piera, Críspulo Cabezas, Mélida Molina y Miryam Gallego), con escenografía de Alessio Meloni, vestuario de Almudena Huertas, iluminación de José Manuel Guerra, música de Luis Miguel Cobo y audiovisuales de Miguel Ángel Raió.

Más información
www.cervantesvirtual.com




           


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