jueves, 19 de mayo de 2016

EL ATENEO DE MADRID, FALTO DE RECURSOS






Víctor Morales Lezcano

         Hacia 1820 se configuró en Madrid una tertulia de rango liberal en torno a insignes figuras del mundo de las letras, la ciencia y la política. El núcleo del futuro Ateneo comenzó a fructificar a partir de entonces, hasta obtener en 1884 su asiento edilicio en la calle del Prado. O sea, a un tiro de piedra del Congreso de los Diputados.

         Por expresarlo a la Galdós, muchos “episodios” culturales tuvieron lugar en las cátedras y pasillos del Ateneo, en particular durante el casi medio siglo acotado entre 1890-1936. Los socios y público en general llenaron año tras año las diferentes dependencias ateneístas: los estudiosos e investigadores, su prodigiosa biblioteca;  los polemistas y tertulianos del momento, la “cacharrería” y el café de la Docta Casa. Joaquín Costa, Cánovas del Castillo Manuel Azaña y Ortega y Gasset impartieron cursos y conferencias en el prodigioso salón de actos.

         Sin embargo, de años acá, el Ateneo de Madrid no encuentra  benefactores decididos a fortalecer la economía de tan añeja institución madrileña. Oigo decir, incluso, que el estado de su salud económica es, ahora, alarmante, lo que, en principio, es un baldón para el Ayuntamiento y otras fuentes pertinentes de ingresos para la Docta Casa.

         Estas líneas de un ateneísta fervoroso  -incluso desde la distancia- apelan a la cacareada responsabilidad cultural de la democracia en España con vistas a que se palíe, cuanto antes, el mal estado de salud económica del Ateneo Científico y Literario que los habitantes de la capital hemos heredado de sus fundadores y transmisores generacionales ochocentistas.

         Vuelva a oírse, pues, otra voz de alerta. Que no tenga que sonar la de alarma, cuando, quizá, sea muy tarde para que surta efecto.



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