jueves, 14 de julio de 2016

Phillips Collection en CaixaForum Madrid: Un “Museo del Prado” del Arte Contemporáneo en América




 Kandinsky


Julia Sáez Angulo

            En 1911 el norteamericano Duncan Phillips visitó el Museo del Prado en Madrid y soñó con un museo similar del arte contemporáneo en los Estados Unidos, a base de una colección que él fue haciendo con el arte del XIX y XX, impresionista, naturalista y moderno, nacido en París, entonces meca del arte, que habría de trasladarse a Nueva York después de la segunda Guerra Mundial. Las comparaciones no proceden, pero lo cierto es que Phillips adquirió una buena colección, en su mayoría en las galerías de arte neoyorquinas.

            Cuando uno visita la exposición “Impresionistas y Modernos. Obras maestras de la Phillips Collection” en CaixaForum Madrid, tiene la sensación de estar en un museo francés, el Pompidou o el de la Ville de París, por ejemplo, donde encuentra los mismos 44 nombres -66 obras en Madrid- que Duncan Phillips (1886 -1966) atesoró en su patrimonio abierto con generosidad al público. Aunque haya pintores españoles como Juan Gris o Picasso –el mejor cuadro, fruto de donación y no de adquisición- suizos o rusos, todos ellos vivían el humus de las vanguardias parisinas de los años 20.

Retrato de Elena Povolozky, de Modigliani

            Duncan Phillips se adelantó al Museum of Modern Art ocho años, para conseguir esas valiosas piezas, todavía de un formato contenido para el espacio que tenía y que habría de ampliar más adelante, para acoger el gran formato de la pintura expresionista americana nacida a partir de 1945.  El coleccionista quiso hacer “un pequeño museo íntimo combinado con un centro de experimentación”.

            Los cuadros de nombres que podemos ver en CaixaForum responden a Honoré Daumier, Courbet, Manet, Monet, Degas, Cezanne, Matisse, Modigliani, Picasso, Bracque, Vuillard, Bonnard (que le encantaba a Phillips), Nicholson, Morandi, Odilon Redon, Duffy, Pollock, Georgia O´Keeffe o María Helena Vieira da Silva. No es una colección de pasión articulada en torno a un nombre o un movimiento, sino a un amplio periodo de las vanguardias del XX, que hunden sus raíces en el XIX. Un amplio catálogo de nombres con piezas razonables e interesantes, a la que quizás le falta una imagen potente y rotunda de marca y cabecera. Se echa de menos alguno de los 17 Paul Klee de la colección y sorprende la ausencia de Miró, por ejemplo. Pareciera que a Phillips le interesara sobre todo la figuración o no apartarse de ella.

            Susan Behrens Frank, conservadora de la Phillips Collection, es una comunicadora inteligente y entusiasta de la colección que presenta en Madrid como comisaria. Su conferencia de prensa es de la más amenas que se han escuchado en CaixaForum. La muestra se ha presentado antes en Italia y en Barcelona.

            La importancia de la Phillips Collection radica en el gran escaparate y muestrario de las vanguardias y sus antecedentes, porque el arte es un cordón umbilical sin solución de continuidad alguna. Los artistas norteamericanos tuvieron en ella una referencia real espléndida. En suma es una gran visión de conjunto.

"Mujer con sombrero verde", de Picasso

            Los ámbitos de la exposición son un vaivén entrelazado: Clasicismo, romanticismo y realismo; Impresionismo y posimpresionismo; París y el cubismo; Intimismo y arte moderno; Naturaleza y expresionismo y Expresionismo abstracto. Este último apartado da idea de la proyección de futuro que la colección tenía antes de fallecer el coleccionista.

            En suma una nueva manera de ver la pintura, menos clasicista y acabada, más suelta, imaginativa, libre y audaz, a veces todavía algo decorativa y burguesamente enmarcada (se respetan los marcos originales, explicó la comisaria), con una gran devoción al color, a la luminosidad de la luz en la pintura. Un disfrute de los sentidos y del intelecto.

            Dicho esto, solo queda destacar las piezas que me han resultado de mayor interés –cada cual tiene la libertad de elección de las suyas-: “El levantamiento” (1860) de Daumier, testimonio de un XIX reivindicativo y cabeza de línea de lo que vendría después; “La montaña Saint-Victoire” de Cezanne, tema que el autor pintó en 40 ocasiones, de las que sólo quedan dos bocetos en Francia, pues la mayoría se vendieron al exterior; el autorretrato de Cezanne, por el reconocimiento tradicional del arte a la hora de abordarlo; “Mujer con sombrero verde” de Picasso, por la audacia de su lenguaje vanguardista; el “Retrato de Elena Povolozky”, puro y singular Modigliani; El “Otoño II” de Vassily Kandinsy, por la pureza de su propio lenguaje; el Jackson Pollock, diminuto e identitario de autor…

            Visitar la colección Phillips fue una experiencia transformadora para muchos artistas americanos del momento. Hoy también podría serlo su visita en Madrid.
         
           

 S/T de Mark Rothko

            

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