martes, 20 de septiembre de 2016

Prescindir de lo inútil es el gran consejo del libro “Ordena tu vida” de la japonesa Hideko Yamashita




 Hideko Yamashita



Julia Sáez-Angulo

            Prescindir de lo inútil es el gran consejo del libro Ordena tu vida de la japonesa Hideko Yamashita, que publicado la editorial Planeta, libro que ha vendido cuatro millones de ejemplares en todo el mundo. Su método, el Dan-sha-ri, que le vino dado a la autora tras una revelación de despojamiento en un templo. El feng-sui también hablaba de todo esto.

            Llenarnos de cosas solo lleva agobio, complicación y más trabajo, por eso la autora de este libro parte de  la filosofía del despojamiento oriental, del yoga y la filosofía zen para recomendar lo que occidente llama minimalismo y que el arquitecto Mies Van Der Rohe definió con su célebre máxima: “menos es más”.

            Hay que despojar los armarios de los inútil, por el bosque nos impide ver los árboles. Usar y comprar, pero no acumular compras que nos atosigan al ver el espacio lleno. El orden es una magia, pero requiere decisión, valentía, para luchar contra la acumulación y la abundancia que requiere demasiada atención material de nuestra parte. Su opuesto, el síndrome de Diógenes.

            Los capítulos del libro acogen los rótulos de: Conocer es amar, ¿como funciona el Dan-sha-ri?; ¿Por qué no somos capaces de ordenar? ¿Por qué resulta tan difícil deshacerse de las cosas?; Empezamos por ordenar nuestra cabeza. Una norma invariable e implícita en el pensamiento del Dan-sha-ri; Así empieza a moverse el cuerpo. Técnica para la práctica del Dan-sha-ri, y Sensación de frescor, liberación y buen humor. El cambio acelerado del mundo invisible.


            “Al poner en orden los trastos de la cas, ponemos también en orden los trastos del corazón. Es una forma de re uperar y mantener el buen humor en nuestra vida”, dice la autora. Hay que cerrar el paso a cosas innecesarias que tratan de entrar en nuestra vida; tirar los trastos que inundan nuestras casas. Resultado de estos dos actos, llega un tercero. Un “yo” desapegado de las cosas que viven en un espacio sin restricciones, en un ambiente relajado”.


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