martes, 13 de junio de 2017

Bodas de oro de la Parroquia Nuestra Madre del Dolor de los Padres Amigonianos en Madrid



Monseñor Amigó entre el párroco, Elkin de Jesús Palacios (dcha) y el P. Provincial de los Amigonianos, Jesús Mª Etxetxikia


Carlos Sagardoy Azagra

El domingo 11 de junio, a las 19:00 horas, celebramos los 50 años del comienzo oficial de la Parroquia Nuestra Madre del Dolor. Su eminencia el cardenal Carlos Amigo Vallejo, presidió la solemne celebración de la Eucaristía, acompañado por su secretario, el hermano Pablo Noguera. Concelebraron el párroco, Elkin de Jesús Palacios, los vicarios parroquiales, Cruz Goñi y Félix Martínez, el P. Provincial de los Amigonianos, Jesús Mª Etxetxikia, el arcipreste Manuel García, sacerdotes amigonianos de las comunidades de Madrid, Aragón y País Vasco, y varios sacerdotes del arciprestazgo de San Juan Evangelista, en el que se encuentra ubicada la parroquia. La toma de posesión fue el 13 de junio de 1967, dando comienzo a la vida parroquial.
En la monición de entrada, se nos recordó que “los Religiosos T.C., junto a la comunidad parroquial, desde la creación de la Parroquia, hemos hecho camino, atendiendo a la población de esta zona madrileña de Ventas y del Colegio Fundación Caldeiro, con quienes caminamos juntos en el trabajo pastoral. Durante estos 50 años, siguiendo el espíritu amigoniano, hemos sido, y seguiremos siendo un signo de acogida, de vivencia y de formación en la fe.”
En su homilía, el cardenal Carlos Amigo, con tono familiar y cercano, nos habló, en primer lugar, del misterio admirable de la Santísima Trinidad: tres personas distintas, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, pero unidos por un mismo Amor, un único Dios. A continuación, nos habló de la Parroquia como comunidad humana y como escuela donde se aprende a vivir la fe y a celebrarla, formada por distintas personas y familias carismáticas, pero que nos une el mismo Amor a Jesucristo. Y nos habló también de los tres núcleos necesarios en nuestra vida de fe y social: la parroquia, la familia y el colegio, que nos posibilitan querer a los hijos, educar a los niños y ser misericordiosos con todas las personas. Señaló finalmente, es un día de acción de gracias al Padre por estos 50 años de vida parroquial, unidos a Nuestra Madre del Dolor, porque el corazón del Hijo es inseparable del corazón de la Madre, y siempre por obra y gracia del Espíritu Santo.

En las ofrendas, se presentaron el santo crisma y arras matrimoniales, el cirio pascual, el cartel con el anagrama de caritas, el carácter propio de los colegios amigonianos, el corazón de los siete dolores y el pan y el vino. Y pedimos al Buen Pastor y a Nuestra Madre del Dolor que seamos testimonio creíble y encarnado, que recibamos su compasión y misericordia, que estemos dispuestos a compartir lo que tenemos y lo que somos, que nuestro compromiso sea transformador, que vivamos el carisma y misión amigoniana y que nuestra vida sea agradable a sus ojos.
La parroquia se encuentra en los terrenos del Colegio Fundación Caldeiro, utilizando la capilla. Siempre ha existido colaboración mutua y acción conjunta entre Colegio y Parroquia. Todos los componentes de la comunidad educativa y los agentes de pastoral de la Parroquia han tratado de ir formando a sus alumnos tanto en su dimensión humana como en la cristiana.

Al final de la eucaristía, nuestro párroco dio gracias al Padre por Jesucristo en el Espíritu por los 50 años de vida de la parroquia, renovó el compromiso de toda la comunidad y tuvo un recuerdo agradecido para los párrocos, sacerdotes, religiosos, educadores y seglares que han contribuido con su tiempo, dedicación y trabajo a hacer presente el mensaje del Evangelio en la comunidad educativa de Caldeiro y en la sociedad del barrio la guindalera.




El templo parroquial estuvo lleno de fieles, con una amplia representación de religiosos y hermanas terciarias capuchinas, quienes participaron con fe, espíritu agradecido y alegría en la celebración que fue animada espléndidamente por la Coral Nuestra Madre del Dolor, de la parroquia, dirigida por el P. Pedro Corella.
Al término de la celebración, el cardenal mantuvo un encuentro festivo con los fieles asistentes, compartiendo el vino español que se sirvió en los locales del patio interior del Colegio. También hubo lugar para las mutuas felicitaciones y los agradecimientos personales y de los grupos de la comunidad parroquial por estos 50 años.

Si la Parroquia nació hace 50 años como adaptación al concilio ecuménico y como respuesta a las exigencias sociales, espirituales y demográficas de la época, en la actualidad tiene que dar respuesta a las nuevas necesidades y retos que se presentan en los próximos años, acogiendo el regalo de Dios Amor y transmitiéndolo a las personas que más lo necesitan en nuestro entorno de la parroquia, el colegio, los vecinos, el barrio o la ciudad.
Soñamos, confiamos y sobre todo queremos que la actividad evangelizadora, celebrativa, pastoral, educativa, asistencial o cultural que realiza la parroquia, haga presente el amor de Dios, sea signo visible de la cercanía de Dios, cuide y acompañe a las personas que más lo necesitan, esté presente en la formación de niños y jóvenes ayudándoles a descubrir sus talentos y a ponerlos al servicio de los demás, se acerque a los más necesitados a través de las personas que voluntariamente entregan parte de su vida y tienda puentes y abra caminos de humanización.
Convocada con motivo del 50 aniversario de la toma de posesión de la parroquia, esta Eucaristía se enmarca en un amplio programa de actividades, que concluirán en junio del próximo año.





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