miércoles, 16 de agosto de 2017

ALMIREZ : Políticos que crean problemas y conflictos






            16/08/17 .- Resulta curioso constatar en muchas encuestas que los ciudadanos consideran a los políticos como creadores de problemas, conflictos y dificultades de convivencia en las comunidades lingüísticas principalmente. Atizan el fuego como deplorables aprendices de brujo y dejan lodos, además de tempestades. Ni qué decir tiene que lo hacen para dar gusto a su particular clientela, arañar votos para lograr el poder y sus correspondientes prebendas, alguna para toda la vida.

            El caso de Rodríguez Zapatero con su nefasta ley de Memoria Histórica –una contradicción de términos- despertó el odio soterrado de algunos, cuando no el guerra-civilismo, que luego a azuzado Podemos, los hijos de ese ex presidente inútil. Las torpezas de Manuela Carmena en el mismo sentido, con la nomenclatura de las calles de Madrid abunda en el mismo sentido,  rompiendo un pacto de apaciguamiento y apretón de manos del espíritu de la Transición.

            No hablemos de la división de la comunidad catalana que ha llevado a cabo Artur Mas –el político más nefasto que comenzó como monaguillo de Pujol- y ahora Puigdemon con sus extraños compañeros de cama de la CUP. El embrollo en que se han metido y nos ha metido no tiene perdón y tardará tiempo en restañarse.

            Los políticos han de ser buenos gestores de la cosa publica y dejar más libertad de opiniones en las comunidades que dirigen. Falta diplomacia y tolerancia en nuestros políticos, embarcados en sus mimados castillos de sus partidos de listas cerradas. Cuando uno de ellos llega al poder comienza con sus experimentos sectarios y los pretenden imponer por la fuerza de una normativa que se hace coraza en vez de holgura para los ciudadanos. Véanse las leyes constreñidas de Cataluña, Baleares o Madrid en diversos campos, desde el lingüístico al de género. Solo permiten pensar y decir lo políticamente correcto y así sólo vamos a la pantomima de decir “Gulliver no existe” aunque nos ataque de frente en nuestro pensamiento, como en la obra de teatro de Antonio Gala.


            Los políticos pueden recortar y avinagrar una democracia, como no la dejen respirar por todos sus poros.

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