viernes, 18 de agosto de 2017

“Lutero, su obra y su época”, libro coordinado por el profesor F. Javier Campos y Fernández de Sevilla y publicado por el Instituto Escurialense
 de Investigaciones Históricas y Artísticas



 Retrato de Martín Lutero


Profesor F.Javier Campos y Fernández de Sevilla

L.M.A.

            El profesor F. Javier Campos, OSA, ha sido el coordinador del equipo investigador que ha dado lugar al estudio y libro Lutero, su obra y su época, publicado por el Real Colegio Universitario María Cristina en la colección del Instituto Escurialense
 de Investigaciones Históricas y Artísticas, no 55.
            La publicación va dedicada al “profesor José Manuel Pérez-Prendes, maestro y amigo, por el interés mostrado en que estos trabajos vieran la luz de las prensas”.
            Javier Campos y Fernández de Sevilla dice en la presentación:
            En el mundo religioso y cultural, político y económico, este año 2017 no pasará desapercibido la conmemoración del V Centenario en que un religioso agustino, profesor de la Universidad de Wittenberg, en octubre de 1517 propuso 95 Tesis a un reducido grupo de teólogos como materia de estudio y trabajo para un debate que nunca se celebró. Los más serios biógrafos niegan que fuesen clavadas en la puerta de la capilla del castillo de Wittenberg, debiendo suprimirse la escenografía que este supuesto hecho ha tenido en la historia de la Reforma aunque ese acto sin mayor trascendencia que la académica terminó convirtiéndose en el inicio de una sucesión de hechos cuyo fin nadie podía prever.
“Con el deseo y el anhelo de esclarecer la verdad, las siguientes proposiciones se debatirán en Wittenberg bajo la presidencia del R.P. Martín Lutero, Maestro en Artes y en Sagrada Teología, y Lector Ordinario de esta última en la mencionada población. Por ello, ruega que, los que no puedan debatir con nosotros presencialmente, que lo hagan, aunque estén ausentes, por escrito. En el nombre de Nuestro Señor Jesucristo. Amén”.
(Encabezamiento de las 95 Tesis, traducción del Prof. M. A. Coronel en esta misma Revista).
Las propuestas que hace Lutero son sobre las indulgencias, materia sobre la que no tiene un pensamiento claro -incluso con ciertos matices heterodoxos-, y busca opiniones de teólogos con los que contrastar su pensamiento y encontrar argumentos para fundamentar su visión de la justificación, al tiempo que rechaza la extendida concepción de la penitencia que se mantenía en la religiosidad popular. Para eso debía impugnar el sentido y valor de las indulgencias, cuyo factor desencadenante fue la predicación de una indulgencia concedida por León X para la fábrica de San Pedro (basílica vaticana) que se estaba predicando en los pueblos de la zona de Wittenberg.
Motivos ajenos a la disputa teológica que pretendía tener Lutero en el campo académico comenzaron a ensombrecer el horizonte; el agustino fue espoleado en sus creencias y sus angustias, al tiempo que era utilizado por el príncipe elector de Sajonia Federico III y sus intereses, por los otros príncipes alemanes y sus aspiraciones, por el emperador Carlos I y sus problemas, por los legados pontificios y el mismo León X que también necesitaba ayuda. Todos intentaron obtener provecho de los acontecimientos de variada cualidad y cuantificación.
Por medio estaba la Orden de San Agustín que no supo descubrir y aproximarse al problema espiritual de uno de sus miembros de la Congregación de la Observancia de Sajonia, inteligente y trabajador, y con una enorme personalidad científica inmersa en el individualismo renacentista que se extendía por Europa. También orgulloso -“Yo soy sajón; un rústico y duro sajón”, repetía-, por ser consciente de su valía, que se mezclaba con una angustia personal y luchaba con una conciencia amenazada por dudas y temores. Junto a su entrega sincera estaba el convencimiento de que los votos religiosos no anulaban la condición humana de nacimiento, y lo que con ello se transmitía, y a lo que se añadía cierta implicación de un sentimiento histórico de tipo nacionalista.
Se antepusieron intereses políticos a las razones religiosas y las posturas se fueron alejando y radicalizando, en la medida que los intentos diplomáticos fracasaron, hasta resultar cada vez más desconocidos cualquiera de los protagonistas según fueron transcurriendo los años. Terminó imponiéndose la vía romano- canónica a la académica-teológica; fr. Martín confesaba al P. Staupitz: “Dios me arrebata y me arrastra; no soy dueño de mí”.
Cuando Lutero quemó la bula de excomunión en Wittenberg y a las hogueras encendidas por el decreto de Worms se arrojaron las obras de fray Martín, también en las llamas se comenzaba a abrasar el respeto a la autoridad pontificia que enseñaba, regía y santificaba la Iglesia cristiana por voluntad del mismo Jesucristo. Y también se hacían cenizas determinadas ideas, creencias, modelos de vida y principios morales.
Desde el punto de vista ecuménico este año habrá que recordarlo porque el papa Francisco -sucesor de León X, Adriano VI, Clemente VII y Pablo III-, viajó a finales del pasado año 2016 a Suecia al comenzar la Iglesia Anglicana las conmemoraciones del centenario. De él tomamos unas palabras:
Queridos hermanos y hermanas: Doy gracias a Dios por esta conmemoración conjunta de los 500 años de la Reforma, que estamos viviendo con espíritu renovado y siendo conscientes que la unidad entre los cristianos es una prioridad, porque reconocemos que entre nosotros es mucho más lo que nos une que lo que nos separa. El camino emprendido para lograrla es ya un gran don que Dios nos regala, y gracias a su ayuda estamos hoy aquí reunidos, luteranos y católicos, en espíritu de comunión, para dirigir nuestra mirada al único Señor, Jesucristo”.
(Palabras del Papa en el Evento ecuménico en el Malmoe Arena, lunes 31 de octubre de 2016. © Copyright - Libreria Editrice Vaticana).
“... También nosotros debemos mirar con amor y honestidad a nuestro pasado y reconocer el error y pedir perdón: solamente Dios es el juez. Se tiene que reconocer con la misma honestidad y amor que nuestra división se alejaba de la intuición originaria del pueblo de Dios, que anhela naturalmente estar unido, y ha sido perpetuada históricamente por hombres de poder de este mundo más que por la voluntad del pueblo fiel, que siempre y en todo lugar necesita estar guiado con seguridad y ternura por su Buen Pastor. Sin embargo, había una voluntad sincera por ambas partes de profesar y defender la verdadera fe, pero también somos conscientes que nos hemos encerrado en nosotros mismos por temor o prejuicios a la fe que los demás profesan con un acento y un lenguaje diferente...”.
(Homilía del Papa, en la Oración ecuménica conjunta en la catedral luterana de Lund, lunes 31 de octubre de 2016. © Copyright - Libreria Editrice Vaticana).

LUTERO, SU OBRA Y SU ÉPOCA. 
Siguiendo esa actitud y caminando en esa dirección la Orden de San Agustín no debería permanecer en silencio y tener algún gesto institucional de reconciliación con quien fue hijo suyo, admirado y respetado durante tiempo.
Consciente del hecho histórico la Dirección de la Revista e-SLegal History Review ha querido sumarse a la conmemoración centenaria reuniendo un conjunto de trabajos de especialistas sobre diversos aspectos de la vida, la obra y la época de Martín Lutero. (e-SLegal History Review, no 24, Enero 2017. ISSN 1699-5317), cuyos textos salen ahora en edición impresa, con el agradecimiento del Instituto Escurialense de Investigaciones Históricas y Artísticas”.



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