jueves, 5 de octubre de 2017

El Almirez Golpistas catalanes: Un fascismo de manual





            
Julia Sáez-Angulo

06.10.17 .- Cuando se observan los comportamientos de los golpistas secesionistas catalanes, se comprueba de inmediato que se trata de un fascismo y nazismo de manual tan claro que, si sus seguidores no lo ven es, porque están insertos en una dinámica del seguidismo automático que les impide la razón.

            Los arrebata-calles de Omnium y Asamblea Nacional de Cataluña, a la orden del golpista del Ordenamiento Jurídico Común, Puigdemont, se lanzan a la calle sin vacilar, como un solo hombre dispuestos a poner tractores y barricadas en los colegios para que los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado no puedan pasar a cumplir su deber en beneficio de todos los demócratas.

            Los arrebata-calles hasta cuentan con su noche de cristales rotos, al romper los de los coches de la Guardia Civil, cuando ésta protegía las instituciones del Estado de Derecho.  No olvidemos que una de las primera lecciones que aprendemos los que estudiamos Derecho es que o la ley se hace cumplir o no es tal. Y ésa es la función de los cuerpos de seguridad del Estado, cuando unos facciosos la incumplen con ostentación,  chulería y acosos a los discrepantes. 

            Mal que les pese a los arrebata-calles, los cuerpos y seguridad del Estado representaron la última ratio de la Ley, ante la resistencia a la autoridad de la norma jurídica que los demócratas nos hemos dado. Una actuación muy light, si la comparamos con la que se gastan en Alemania, Francia o incluso en la de los mossos en 2015.

            La agi-propaganda de TV3 y otros periódicos afines al golpismo como La Vanguardia, que fosilizó en su portada digital la falsa noticia de la mujer con varios dedos rotos, cuando solo tenía una capsulitis y los demás periódicos lo desmentían continuamente, cuando hablaban de 900 heridos, si bien ya no quedaban en los hospitales, lo único que revela es ese delirio colectivo que periódicamente ataca a esos secesionistas catalanes, que solo les lleva a  celebrar derrotas en su historia.

          El aislamiento a madres que recaman la lengua castellana para sus hijos, los apostillamientos en los libros de las bibliotecas de los escritores que se han manifestado en contra del independentismo... son otros aspectos del suma y sigue fascista.

            El adoctrinamiento sistemático de 40 años a niños y juventudes en las escuelas catalanas han alimentado la hidra de los gregarios secesionistas menos avisados. La amada Cataluña no se merece la presencia actual de esos energúmenos fascistas de manual, que necesitarán otras tantas décadas para desintoxicarse de su ombliguismo.

           


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