miércoles, 6 de diciembre de 2017

Obituario: Ramón Villanueva Echeverría, embajador de España

HEMOS PERDIDO A UN DISTINGUIDO EMBAJADOR DE LA AMISTAD



Víctor Morales Lezcano
           
07.12.17 .- Madrid .- Hace unos días falleció Ramón Villanueva Echeverría, embajador de España. La noticia de su desaparición ha venido a suscitarme una dilatada secuencia de recuerdos, todos relacionados con una persona distinguida por su talante, vasta cultura bien administrada y sentido del humor un tanto disolvente.
            Conocí a Ramón Villanueva en septiembre de 1986, con motivo de la celebración en Ankara del congreso anual de la Asociación Turca de Historiadores. Villanueva era embajador en Turquía desde hacía meses y aquella era mi primera visita a la capital de la República. A partir de entonces pude entrar en contacto con los círculos historiográficos e hispanistas de Estambul y Ankara, iniciándose de esta manera una estimulante confluencia entre aquellos círculos y yo mismo.     Se impone decir, antes que nada, que el embajador Villanueva estuvo siempre disponible, durante mis múltiples estancias en Turquía para cambiar impresiones con personalidades locales, dictar conferencias o recibirlas, girando siempre sobre los dos países que abren y cierran el Mediterráneo: España ─con una marcada inclinación geográfica e histórica hacia el Atlántico─ y Turquía ─país situado en la pasarela que conduce desde los Balcanes y Oriente Medio hasta la legendaria ruta de la seda─.
Como les ocurrió también a otros amigos suyos pertenecientes a la familia académica hispano-turca, mi relación con el embajador Ramón Villanueva fue intensa, dentro, siempre, del marco apropiado. Estoy pensando, concretamente, en dos profesoras muy ligadas al puente universitario que se fortaleció entonces entre ambas penínsulas y al que Villanueva tanto contribuyó durante sus años de misión diplomática en Ankara. Me refiero a Carmen Uriarte Martínez, hoy consulesa de Turquía en Bilbao, y Gül Isik Alkaç, profesora de lengua y literatura turcas en la Universidad Complutense de Madrid.    
            Ha debido de haber otros casos de empatía y colaboración académica y amigable con el embajador que, en este momento, no me vienen a la memoria, pero entre nosotros y el entonces cónsul de España en Estambul, Juan Lugo Roig (+), se fue configurando lo que se ha llamado la “cofradía hispano-turca”, devota y promotora del entendimiento entre los dos países, aquí en juego. En la inteligencia de que Villanueva fue siempre el catalizador del ánimo que nos movió a varios de nosotros, mientras anduvimos  haciendo una ruta hispano-turca, no siempre fácil pero sí motivadora y necesaria.
            Cuando al final de su embajada se despidió a Ramón Villanueva en la suntuosa residencia de España en Büyükdere, ambos quedamos como buenos amigos. Luego,  en Túnez y, más tarde, en Madrid, hubo encuentros ocasionales en ceremonias culturales, o en reuniones más íntimas en casa de Ramón y su esposa Vivi. Los “cofrades” continuamos cultivando con él el espíritu de la conversación jugosa y ese afecto profundo que va cristalizando con el paso del tiempo.
            Acabamos de perder a un amigo del alma y también creo que se ha perdido un pilar en el puente de unión entre España y Turquía.


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