sábado, 24 de noviembre de 2018

Ilumín Cortázar entre la geometría y el gesto, prepara exposición en Madrid


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L.M.A.

            24.12. 18.- MADRID .- Contemplando la obra pictórica de Ilumín Cortázar se ponen de manifiesto las dos grandes fuerzas que nutren la historia del Arte: lo apolíneo y lo dionisíano, si nos atenemos a la semántica de los griegos. El dios Apolo representa la razón, la bellza y el orden, y Dionisos, la fiesta, la bacanal y el exceso. Lo que en la crítica de arte se denominaría de modo smiplificado como la geometría y el gesto.

            La abstracción geométrica, el arte constructivo o geométrico llegó al circuito artístico en los años 20 y se reafirmó en los 60. La pintura hard edge o de borde duro fue un movimiento que llegó para quedase y convivir con la abstracción lírica y gestual, con el informalismo. Los neo-geos son una constante en el arte.

            Abstracción geométrica y gestual son dos vetas tan potentes que van a dar un fecunda secuencia en la pintura que llega a nuestros días. La geometría, que compone y estructura, es infinita en su mundo de líneas, planos o polígones; la gestualidad no tiene fin y viene a ser la caligrafía plástica inmediata de cada artista.

            Ilumín Cortázar ha cristalizado ambas tendencias en su trabajo artístico. Su pintura participa, alternativa o conjuntamente, de ambas manifestaciones, porque no ha querido renunciar a ninguna de ellas. La geometría de borde duro estructura algunos sus cuadros; la gestualidad inunda de ritmos curvos y danzantes la superficie de otros. En algunas ocasiones se establece una conjunción de ambos lenguajes, con la sabiduría sorprendente de la autora, que se manifiesta en armonía y no en contradicción.

            La pintora madrileña viene del mundo del diseño, donde el estudio de la forma y los campos cromáticos requieren amplio dominio. Con ese profundo bagaje, la autora se sumerge en el campo de la pintura para indagar e investigar a fondo, el mundo del color y de la forma en la planitud del soporte lienzo, papel o tabla. Toda una tarea por delante en la que está dispuesta a afrontar con conocimiento y energía.

            La pintura de llumín Cortázar ha sido seleccionada en algunos certámenes y la pintora prepara actualmente una exposición individual para el mes de abril de 2019 en Madrid. Ella sabe que el arte es una carrera de fondo, en la que se registran distintos quiebros. Da la razón a Picasso cuando dice que al trabajar, no se busca, sino que se encuentra. La dinámica indagatoria lleva al eureka como recompensa.

            A Ilumín Cortázar no le asusta el maridaje de los colores, porque sabe mucho de ello. Colores fríos o calientes se enlazan y armonizan en la obra de arte. Indaga en la técnica, porque con ella se consiguen resultados visuales sorprendentes de relieves y apariencias, que a veces frisan el trampantojo. Cuida los bordes y los cantos del cuadro, para prolongar la pintura más allá del plano o incorporar el propio soporte a la apariencia de marco. 

      Regresando a Picasso, recordemos lo que el maestro malagueño dijo en 1923: cuando se crea una forma, esta adquiere vida propia. La obra de Ilumín Cortázar es un continuum, donde cada cuadro conforma una manera de estar y de interpelar al espectador.


Julia Sáez-Angulo

De la Asociación Internacional
de Críticos de Arte, AICA/Spain


Más información
www.ilumincortazar.com

           





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