sábado, 29 de febrero de 2020

Relato: "EL ERMITAÑO DE NUESTRA SEÑORA DE SOMALO"

EL ERMITAÑO DE NUESTRA SEÑORA DE SOMALO

A Alejandro Sáez González, presbítero   


Por Julia Sáez-Angulo

            El eremita recibió al personaje ilustrado junto al manantial de la ermita de Nuestra Señora de Somalo, al que ofreció una concha para que pudiera beber agua en el manantial. El varón bien acicalado de calzón brillante, levita aterciopelada y leontina de oro, miró el reloj, tras agradecer al ermitaño el recibimiento en su lugar de retiro y oración. Dar de beber al sediento es una obra de misericordia que nos encargó Nuestro Señor Jesucristo, le replicó el eremita. Corría el año 1795 y el hombre ilustrado se presentó ante el ermitaño como Gaspar Melchor de Jovellanos, escritor nacido en Gijón, que hacía un recorrido a caballo por la Rioja para escribir sobre ese territorio, como antes lo hiciera de otros territorios de España.
            El ermitaño Toribio, de luenga barba, le invitó a visitar la ermita donde se veneraba la Virgen de Nuestra Señora de Somalo, una imagen honrada desde el Medioevo, ante quien las gentes de todos los pueblos riojanos en derredor, principalmente Uruñuela, Nájera y Somalo, acudían dos veces al año en romería para implorar favores, primero, y dar gracias, después, por los recibidos. También llegaban numerosos peregrinos del Camino de Santiago.
            En aquel lugar sagrado, situado en un terreno fértil por el agua del manantial, se producían numerosos milagros, principalmente de conversiones del alma, informó el eremita al caballero, que escuchaba con atención y respeto.
            Jovellanos entró en el edículo de la ermita y contempló con parsimonia la imagen medieval; cuando se dispuso a salir, el ermitaño rezó en voz alta la oración de Nuestro Señor y el ilustrado se detuvo cortésmente hasta que acabó. Seguidamente montó en su caballo bien enjaezado y siguió su camino, bajo la mirada orante del solitario ermitaño.  Los cascos del equino resonaban en el silencio del lugar.
            Ese mismo año, el varón ilustrado escribió Descripción de la Rioja, donde figura la ermita de Nuestra Señora de Somalo.


            Nota Bene.- La ermita de Nuestra Señora de Somalo desapareció con el tiempo, pero el lugar donde se encontraba se recuerda actualmente como la “Ermita Caída”


           

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