sábado, 4 de abril de 2020

EL PAPEL EN BLANCO JAMÁS ES SÓLO EL PAPEL EN BLANCO

Santiago Montobbio, escritor (Foto Letralia)




por Santiago Montobbio

            Barcelona, 18 de marzo de 2020 .- El papel en blanco jamás es sólo el papel en blanco. Recuerdo este verso primero del poema que lleva el título de mi primer libro, Hospital de Inocentes, y que escribí a los veinte años, porque estoy haciendo acopio del papel -del papel en blanco- que pueda tener en casa. Se me ha echado encima este encierro, sin preverlo mucho -como a muchos, supongo-, y, aunque siempre tengo paquetes de hojas de papel, hacía tiempo que no compraba. Iba tirando de los manojos que encontraba por ahí. Porque, como necesito mucho -porque escribo mucho, imprimo mucho-, siempre hay en las carpetas, siempre se encuentra un manojo que llevaba en ellas en algún momento que las usé para algo y puse allí por si acaso. Ahora los busco, pretendo hacer acopio. Quizá ya no encuentre muchos y tenga que escribir en los reversos de copias de otros textos. Puede ser una solución. Sé que mi amigo Miguel Delibes, a quien he recordado estos días y a quien me atrevo a llamar así porque me distinguió con su amistad, escribía sus novelas en el reverso de las galeradas de El Norte de Castilla. (Pongo un paréntesis. Por azares de la vida, mi hermana Elena trataba en Perú al que era vecino de rellano de Delibes. Al saberlo, le dijo que yo le mandaba mis libros y que él los apreciaba y nos escribíamos. Le dijo que se lo diría cuando volviera a España, a Valladolid. Y así se lo dijo. Entonces Miguel Delibes cogió un ejemplar de El hereje para que se lo llevara a mi hermana. En la dedicatoria escribió: “Para Elena Montobbio, hermana de un buen amigo”. Mi hermana me dio el libro, pues me dijo que creía que era yo quien tenía que tenerlo, a quien de verdad estaba dedicado. Algo que honra a mi hermana, y a Delibes. Cierro el paréntesis, pero he querido indicarlo para decir que me atrevo a emplear el título de amigo en relación a él, porque fue él quien me lo confirió). Puedo escribir, como Delibes, en reversos de textos, en mi caso copias de textos para emplear en las clases, o en copias de textos míos. Pero necesidad del papel en blanco. Nada es como el papel en blanco y el papel en blanco es todo. Es el pozo en que abrevar la sed. La sed del alma, esa alma que no hay que apretar por ver si sale tinta, como dice otro poema de mi primer libro, el primero de ellos, y que se publicó, como al que le doy vueltas y lleva su título, en la Revista de Occidente de mayo de 1988. En la preciosa carta que me escribió tras leer mi primer libro -y en la que arrancó nuestra amistad-, Miguel Delibes me decía que ya conocía de él algunos poemas a través de Revista de Occidente. Otro de estos poemas era “Ex libris”, y éste es su primer verso, que ahora recuerdo: No es bueno apretar el alma, por ver si sale tinta. Pero, sin necesidad de apretarla, el alma es de la tinta. Se hace tinta y necesita papel. En principio papel en blanco y mejor si es papel en blanco, aunque márgenes y reversos, cualquier cosa vale si hay necesidad de escribir. Necesidad de escribir, necesidad de vivir, necesidad de decir. Necesidad, por ello, del papel. Del papel en blanco. El papel en blanco jamás es sólo el papel en blanco, puedo recordarlo en estos momentos y decírmelo y saber que es esto por completo verdad ahora más que nunca, pues el papel en blanco es la vida, y todo. Es donde caben y se pueden alzar los sueños, se pueden dibujar las esperanzas, aliviar el dolor, desahogar e intentar ahuyentar las sombras sobre el alma. El papel en blanco es reposo y batalla, cacería y búsqueda infinita. El papel en blanco es la necesidad más profunda y más íntima que precisa el corazón, para retratar en él el alma, la necesidad de la vida y de poder en él decirla, la necesidad que tenemos siempre y aún más hemos de tener y dice de modo especial estos días.


NECESIDAD DE ESCRIBIR. NECESIDAD DE VIVIR.

Necesidad. Pasar necesidad. El poema
nace, siempre, de una necesidad. Es vivir
una necesidad o -mejor- la necesidad.
Lo es también cantar, cantar en esta
necesidad. Cantar su dolor, su sombra
y sus heridas, cantar también sus
mañanas. Necesidad de cantar,
necesidad. Vivir en la necesidad.
Así es vivir, siempre, en poesía.
Es vivir en poesía así siempre,
y nos lo recuerdan y dicen
aún más estos días.


Barcelona, 18 de marzo de 2020

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