viernes, 17 de abril de 2020

Manuel Moral Roca. Poemas de mar, amor y miedo

Manuel Moral Roca, escritor

L.M.A.
17.04.2020 

Una cortina de agua perfila
tu beso en junco florido de verdes
y marismas. Tú, ebúrnea que muerdes
los abrazos bajo la Luna que hila
la noche de nácar que nos descafila.
Sombra que te vas, haz que te pierdes
en las arenas y espumas valverdes
y ser, de caracola, eco que rila,
brisa océana de volcán candente.
La vida, abismo de la pasión,
ilumina, de estrella latente,
a nuestras sangres, carne corazón,
crestería del instinto emergente
por el poro de la razón ausente.
*****
Orilla. La otra orilla
y entre las dos
una piedra que espuma,
en vagina de mar,
hasta la oscuridad de lo profundo. Perdida.
¡Cómo me ahogo al respirar el aire!
*****
La bruma respira - entre los demás y yo - 
desde su tapia blanca, en susto
que me amedrenta y encoge
en trapo de pinza y alambre.
Enfrente la bruma que me viene,
detrás la bruma que me dejé
y sobre mis hombros, a gotas
de pánico, la bruma que me sujeta
dentro de su misteriosa y densa preñez.
No tengo distancia,
me ausento de todo lo tangible
y el eco del terror humano
me posee - tierra y semilla - 
con su violencia abierta a lo desconocido.

La carne del miedo es lo que me delata.

*****
            A la caza de la imagen y moda que vende, comprándote en somnolienta complicidad del yo y el exterior, la aguja que puntea, el cincel que labra el hábito que cubre la desnudez del hombre niño, patrio. El disparo que rompe y mata se yergue en bandera dorada de la fiesta al pie del SINAÍ; golpe de naturaleza a libre viento de instinto, tormenta y granizo que desgarra el tejido de un algo, seda que descubre lo más sencillo de la carne apolínea y placentera. ¡Despierta! El camino nunca está quieto a pesar de su enmarque, como óleo en galería de museo, pero sí que es el mismo a pesar de los pasos, de los latidos, cortos o largos, de tambor o de campanillas. No es prisa. Sí es comenzar, anudar la cuerda que enganche el compás de lo empírico con la quilla de vaivén que hasta hoy nos ha acunado a toques de risas y lloros. ¡Muévete! El río se desploma por la cascada y no sabe hasta dónde llega. ¡Despierta! ¡Muévete!; el miedo abandona tu palabra curva por ser inevitable la llegada.

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1 comentario:

  1. Muchas gracias, querida Julia, por hacerte eco de mis versos. un abrazo muy fuerte.

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