jueves, 25 de febrero de 2021

CATEDRAL BASÍLICA DE CÓRDOBA


Mezquita de Córdoba


Joan Oliver Torrents.

Palma de Mallorca, 25-II-2021


Córdoba. 

Durante el Califato de Córdoba fue la ciudad más poblada e importante de Occidente. Competía con Damasco, Bagdad y Constantinopla.

Constantinopla, Estambul, y Córdoba tienen mucho en común, por su esplendoroso pasado y por acontecimientos parecidos.

Estambul, cristiana, hebrea y musulmana. 

Cristiana, hasta su conquista por los turcos año 1453. Fue el centro religioso del Imperio Bizantino.

Hebrea, por sus muchos habitantes hebreos, sus negocios, sus sinagogas y barrios de antiguos sefardíes.

Musulmana desde 1453.  Sus espectaculares mezquitas; Mezquita de Solimán el Magnífico, Mezquita Azul o del Sultán Ahmet, Mezquita del Príncipe, Mezquita del Conquistador, Mezquita de Beyazit, Mezquita de la Madre del Sultán, Mezquita de Osmán, etc., sus palacios, sus calles, sus mercados – Gran Bazar, Bazar Egipcio o de las especias, etc.-, su olor a especias y a café, su bullicio, etc. la hacen musulmana. 

 Entre los muchos templos de Estambul hay dos, para mí, de importancia singular: 

-La Iglesia de San Salvador de Chora. El actual edificio data del siglo XI. La madre política del emperador Alexio Comneno ordenó construirla. En el año 1500 la convirtieron en mezquita y en 1984 pasó a museo. 

En sus paredes y techos contemplamos mosaicos y frescos que nos son familiares por haberlos estudiado en nuestros libros de Historia Sagrada, en la asignatura de Religión. Mosaicos como el Cristo con los escribas a los doce años, Juan Bautista en el bautismo de Cristo, Cristo Pantocrator, La Virgen y los Ángeles, la Anunciación de la Virgen, Muerte de la Virgen, Bodas de Caná, etc., así como los frescos de la Resurrección de Cristo, la Virgen con Cristo Niño y doce ángeles alrededor. 

-La Basílica de Santa Sofía, Hagia Sophia o Ayasofya, la hizo construir Constantino en el año 404. Es la cuarta basílica más grande el mundo por detrás de San Pedro de Roma, Duomo de Milán y San Pablo de Londres. Después de la conquista turca, 1453, le añadieron los minaretes convirtiéndola en mezquita. En 1935 pasó a museo. En el 2020 la han reconvertido en mezquita.

Todo en ella es espectacular y muy sentido. El techo del nártex está revestido de mosaicos de oro. El más bello lo encontramos en la bóveda del ábside representando a la Madre de Dios con Cristo Niño en sus rodillas S. IX. Hay otros muchos como el del Arcángel San Gabriel, el del emperador Constantino y la emperatriz Zoe adorando a Cristo S. XIII, Cristo con Juan Bautista y la Virgen María, Cristo Pantocrator, etc.  

Córdoba, cristiana, judía, musulmana y otra vez cristiana.

Barrió judío. Si quitásemos sus bellos faroles eléctricos y los cambiásemos por velas, retrocederíamos seis, siete, …, muchos siglos. 

Callejuelas blancas, todas blancas, plazas, plazuelas, monumentos a amigos –romanos, judíos, musulmanes y cristianos-, patios, cancelas, azulejos, fuentes. De día; blanco, verde, azul, madera, colores y todos los colores.

Casa árabe. Sus aromas, su disposición doméstica, su comunión con el agua hermana y sus recuerdos la hacen bella.  

Casa sefardí, dedicarle tiempo es conocer mucho; su arquitectura, organización, mobiliario e historia de judíos y conversos.  Judíos y conversos que aportaron tanto a nuestra España. 

La Sinagoga, pequeña y muy ilustrativa.

Medina Azahara, Córdoba, ciudad califal. Inicia su construcción Abderraman III 912-966 y la amplia su hijo Alnakén II. En 1010 la arrasan los beréberes. Se vislumbra la grandiosidad y belleza de Medina Azahara, en el Centro de Interpretación y, en parte, a la reconstrucción que se lleva a cabo. Superaba en belleza y grandiosidad a la Mezquita. 

Basílica de San Vicente Mártir, fue edificada en el siglo VI. Era el conjunto arquitectónico de la Sede Episcopal. El emir Abderramán I, Abd ar-Rahmán (731-88), destruyó la construcción cristiana y en su solar levantó   (784) la Mezquita de Córdoba. Sus materiales fueron empleados para fabricar la nueva Mezquita Aljama.

Catedral Basílica de Córdoba.

Fernando III el Santo, de León y Castilla (1199-1252), reconquista la ciudad (1236) y dispone que la Mezquita sea dedicada a Santa María Madre de Dios. Hecho que recuerda a Santa Sofía, Estambul, que pasó del rito cristiano al musulmán.

Antes de llegar se viven sensaciones judías, árabes, cristianas y andaluzas. 

Entramos por la Torre del Alminar -antiguo minarete-,   Puerta del Perdón –mudéjar 1377-, y el Patio de los Naranjos. 

Iniciamos la visita sumiéndonos en un bosque de columnas, más de 850 de materiales diversos procedentes de construcciones romanas y visigótico/cristianas, de arcos, de dobles arcos, de colores. 

Vemos ampliaciones que se notan en las columnas, en sus bases, en los capiteles y en los materiales utilizados.

Embriaguez de colores y formas. Belleza y perfección que nos acercan al Dios único.  Quien no ha estado en la Catedral de Córdoba no puede imaginar la antesala del Cielo.

Muy alto sentido religioso inspiró a los que la erigieron, a los que la conservaron y a los que mantienen tan grandioso edificio. Hasta el Mihrab -Alhakén II s. X-, podemos contemplar hoy. 

Lástima no haber conservado la antigua Basílica de San Vicente Mártir edificando la Mezquita en otro solar.  

Construir la Catedral cristiana dentro de la Mezquita, guardando casi intacta su fábrica, es otra de las maravillas de la Catedral.  Hay que admirar el trabajo de conservación de columnas, arcos y elementos arquitectónicos desarrollado en la construcción de la Catedral. Se conservaron, y hoy lo vemos, elementos anteriores en común unión con paredes y techos catedralicios, formando y sosteniendo un único templo. Paredes cristianas abrazando, abrazos de amor, las paredes y columnas primitivas. Visión impresionante que hay que contemplar, disfrutar y valorar. Es puro amor a la belleza, al arte, a la cultura y a la historia lo que estas paredes testifican.  Catedral de Córdoba, templo al Dios único.

Que gran obra realizaron al no destruir la antigua Mezquita.

Es tan importante la conservación de elementos anteriores, por los cristianos, como la construcción de la Mezquita. 

Infinidad de templos cristianos, sinagogas judías y mezquitas musulmanas han desaparecido de nuestra España y del mundo.  Con ello no hemos solucionado ningún problema. 

Con las tres religiones, al orar, hablamos a Dios. 

  En 1236 Fernando III reconquista la ciudad. No destruye la Mezquita.

En 1523 se inicia la construcción de la Catedral patrocinada por la familia Hernán Ruiz. No se echa abajo la Mezquita.

¿Qué ideas o mentalidades propiciaron tan notables decisiones?  

¡Las de un pueblo sabio! ¡La Iglesia y ciudadanos de Córdoba!

Basta recordar que este pueblo dio filósofos como Séneca, Averroes, Maimônides. Santos como San Pelayo, San Álvaro… Poetas como Juan de Mena, Góngora,   Político-militar como Gonzalo de Córdoba, el Gran Capitán, grandes toreros, … 

Córdoba ha demostrado ser un pueblo sabio y culto. Pueblo que por sus decisiones hay que valorar.

Si Abderramán I inicia la construcción, y Abderramán II, Alhakén II y Almanzor la amplían, debemos valorarlo y recordarlo por ser realidad. ¡La antesala del Cielo! Mas, su obra, pudiera haber desaparecido como Medina Azahara. 

El que hoy podamos admirarla es mérito de sus iniciadores y de un pueblo que a partir de Fernando III tuvieron poder decisorio. Poder que supieron emplear para bien de la religión, del arte y del patrimonio universal.  

 La Catedral de Córdoba es un ejemplo a seguir. Conservemos y adaptemos, como ha hecho el pueblo de Córdoba, con su Catedral, todo el patrimonio que los antepasados transmitieron. Al Cabildo de Córdoba pertenece el honor, mérito y satisfacción de ser dueños de su Catedral.

Si Fernando III hubiese destruido la Mezquita, o al construir la Catedral la hubieran echado por tierra, hoy no nos enriqueceríamos con su visión. Debe valorarse su conjunto religioso-histórico-cultural como obra maestra de sus iniciadores, pero más, estimar y valuar el mantenimiento de la misma y como ha llegado a nuestros días.

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