domingo, 11 de mayo de 2025

JAVIER CAMPOS. Reflexión en torno al Patrimonio religioso del Perú. Más allá de las declaraciones

Conferencia del Padre agustino Javier Campos y Fernández-Sevilla, profesor de la Universidad María Cristina, por encargo del arzobispo del Perú, monseñor Robert Prevost, hoy Papa León XIII, en 2021.

    10.05.2025

Javier Campos y Fernández-Sevilla, profesor de la Universidad María Cristina



Excmos. Señores Obispos y ministra de Cultura del Perú; estimados colegas, señoras y señores.

Durante años vengo estudiando y colaborando en proyectos sobre temas de la cultura cristiana y del patrimonio inmaterial. Ha sido un placer recibir la invitación de la Comisión de Bienes Culturales de la Conferencia Episcopal del Perú para participar en este VII Encuentro de Responsables de Bienes Culturales en el Bicentenario. Es mi propósito ampliar esta intervención de hoy y publicarla en una revista, con apéndices y bibliografía. 

Desde la Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural propiciada por la UNESCO -el próximo año se cumple el medio siglo-, Paris, 1972-, que fue aprobada por el Gobierno de Perú en 1981, se han sucedido como un torrente impetuoso todo tipo de documentación sobre el Patrimonio Cultural, de diferente importancia y rango, que es fácil que los que trabajan en esta materia se hayan visto sorprendidos al ver cumplido el refrán de que “los árboles no dejan ver el bosque”. 

Como marco general de estas Jornadas se ha puesto por subtítulo: “La defensa,  protección y prevención en la salvaguarda del patrimonio cultural”, lo que significa que debemos tener en cuenta aquellos principios básicos que los organismos internacionales y nacionales señalaron en su día, y que todos de ustedes conocen. 

    Pero lo importante, creemos, es adoptar una actitud positiva, partiendo del núcleo esencial del tema; es decir, conocer los elementos culturales de nuestro pasado, porque han formado nuestra forma de ser; respetarlos, por ser nuestros, y amarlos, porque ellos son los materiales con los que se ha construido la identidad peruana. Solo así estaremos en la línea de salida de esta carrera para venerar y defender; proteger y salvaguardar, el patrimonio recibido, que, como reliquias cuasi sagradas, deberemos conservar para transmitirlas a las generaciones futuras. Eso por exigencias irrenunciables de nuestra condición de peruanos. 

Siguiendo el ritmo natural de la evolución intelectual solo se ama lo que se conoce, y solo se conoce lo que se enseña y aprende. El interés por algo nace cuando se aprecia su valor y nos identificamos con ello porque lo sentimos algo nuestro. Por eso los elementos del patrimonio son simientes portadoras de afinidad, y cada persona, región o país, se siente unido a ellos, porque ven allí parte de su ser.

    Asentados esos principios teóricos del Patrimonio Cultural debemos mirar al título de nuestra intervención, que no solamente propone hacer una reflexión en torno al Patrimonio religioso del Perú, sino situarnos en la realidad concreta, basados en las declaraciones y documentos citados, que, son los pilares estructurales de ser de agentes responsables de los Bienes Culturales del Patrimonio de la Iglesia del Perú.

    Podemos afirmar que en la Constitución Pastoral Gaudium et Spes, sobre la Iglesia en el mundo actual, el Concilio Vaticano II (nº 53), la Iglesia hizo una declaración nítida sobre la cultura, sobre la que luego parten otros documentos.

    Pero dentro de nuestro tema debemos resaltar las palabras iniciales con las que el cardenal Poupard, presidente del Consejo Pontificio de la Cultura escribía el domingo de Pentecostés de 1999 (23 de mayo) en una importante declaración sobre la pastoral de la cultura:

El anuncio del Evangelio llega al hombre actual por medio de su cultura propia; por eso, “se trata, pues, no sólo de injertar la fe en las culturas, sino también de devolver la vida a un mundo descristianizado, cuyas referencias cristianas son a menudo sólo de orden cultural. Estas nuevas situaciones culturales a lo largo del mundo se presentan a la Iglesia, en el umbral del tercer milenio, como nuevos campos de evangelización. 

Ante estos desafíos de nuestro tiempo, «dramático y al mismo tiempo fascinador» (Redemptoris missio, nº 38), el Consejo Pontificio de la Cultura desea compartir un conjunto de convicciones y de propuestas concretas, fruto de numerosos intercambios, especialmente gracias a la fecunda cooperación con los obispos, pastores de las diócesis, y sus colaboradores en este campo apostólico, para una renovada pastoral de la cultura como lugar de encuentro privilegiado con el mensaje de Cristo. En efecto, «toda cultura es un esfuerzo de reflexión sobre el misterio del mundo y en particular del hombre: es un modo de expresar la dimensión trascendente de la vida humana. El corazón de cada cultura está constituido por su acercamiento al más grande de los misterios: el misterio de Dios». He aquí lo que está en juego en una pastoral de la cultura: «una fe que no se convierte en cultura es una fe no acogida en plenitud, no pensada en su totalidad, no vivida con fidelidad»”.

Por eso hoy no se puede hablar de evangelización fuera o lejos de la cultura de los receptores a los que se dirige el mensaje. Las referencias tienen que estar en sintonía de los que escuchan; esta actitud no es muy diferente al empeño de los primeros evangelizadores del Nuevo Mundo que inmediatamente aprendieron las lenguas, los usos y costumbres de los pueblos donde ejercían su tarea misionera, y de ahí que las primeras obras impresas fueran los catecismos. Eso es a lo que posteriormente en castellano se le denominará inculturación (“Proceso de integración de un individuo o grupo en la cultura y en la sociedad con las que entra en contacto”, Diccionario de la RAE).

Con este panorama general apuntado, a modo de imagen lograda con gran angular, podemos aceptar que el Patrimonio Cultural es algo que hay que cuidar bajo dos puntos de vista: actitud mental y principio de acción; dicho de otra manera, conocimiento y voluntad. Para lo primero tenemos como criterio rector las declaraciones hechas, sobre este tema, en los documentos fundamentales de la Iglesia, de la UNESCO y del Gobierno del Perú, que se convierten en el núcleo esencial para los miembros de esta Comisión de la Conferencia Episcopal y de todos los que colaboren en los proyectos por ella programados.

Por su importancia todos esos textos antes citados constituyen el entramado esencial del edificio del Patrimonio Cultural; eso es el plano teórico de los principios que sin él no se podría avanzar con garantía en este tema. El segundo punto enunciado es la principal preocupación de este investigador que se inspira en la parábola evangélica del grano de mostaza, es decir, poner la ilusión y el esfuerzo de nuestro trabajo en esa simiente pequeña con la esperanza de que crezca y se haga árbol (Mt. 13, 31-32). Según este criterio debemos situarnos en el hic et nunc (aquí y ahora), es decir, en 2021, y en el Perú del Bicentenario. En lenguaje castellano popular sería “manos a la obra”, que es la única forma de conseguir las metas propuestas en los documentos citados.

Hablando genéricamente de diseño de un plan -sin evaluar lo que hay y se haya hecho en este sentido-, como desiderátum de lo anteriormente referido y unido a las aportaciones que harán el resto de especialistas ponentes en estas VII Jornadas, proponemos un objetivo práctico que debería ser considerado por la Conferencia Episcopal de Perú asumiéndolo como proyecto inmediato, impulsando y revitalizando lo que esté en fase de ejecución y poniendo los medios adecuados para lograrlo. Contamos con que nuestra propuesta está en línea simultánea con las prioridades marcadas por la Iglesia Católica y el Gobierno del Perú.

Con sentido pleno todos los implicados en este proyecto podrán decir luego con San Agustín: “Por amor de tu amor hago esto” (Confesiones, I, 1).

Muchas gracias.

F. Javier Campos y Fernández de Sevilla, OSA

8 de noviembre de 2021 en Lima

Texto completo, en Anuario Jurídico y Económico Escurialense (San Lorenzo del Escorial), LV (2022) 487-216:

https://dialnet.unirioja.es/servlet/revista?codigo=5135


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