Julia Sáez-Angulo
17.10.19.- Un tesoro de tres mil bandas dibujadas con más de doce mil viñetas
es la colección que conserva Gema Piñana, hija del pintor, como un tesoro
artístico y documental de una época. El autor, Fernando Piñana de la Fuente
(Barcelona, 1911 – Fuengirola, 1975), pintor, dibujante, ilustrador, director y
cartelista de cine, dejó un testimonio singular de historietas en el periódico
barcelonés La Prensa, en las que él
era dibujante y guionista al mismo tiempo. Sólo hay una historieta con guión de
Manuel Tarín Iglesias, periodista maestro de la entrevista, con el que
trabajaba en el periódico citado y al que le unía una gran amistad.
Las historietas narradas por Piñana de la Fuente, que se
publicaban de lunes a viernes en el diario, abarcan un registro amplio de
temas: desde las aventuras caballerescas o policíacas a las bélicas sobre
guerras en Extremo Oriente; de espionaje de los soviéticos, caracterizados
siempre como enemigos, al igual que los indios de las historias de caw-boys, así
como en las películas eran siempre los adversarios de los colonos o del Séptimo
de Caballería.
Las bandas dibujadas con tinta china negra sobre cartulina o papel
vegetal guardan cierto paralelismo estético con los rótulos de los carteles de
cine y los créditos de las películas de los años 40, época dorada de Hollywood.
El vestuario de los personajes, los edificios, calles, alamedas, coches, el
mobiliario, los teléfonos y todo objeto alusivo guarda la atmósfera del momento.
Los paisajes representados son otro aspecto singular y llamativo de estas
bandas dibujadas. La maestría del trazo del autor se pone de manifiesto en cada
una de las viñetas dibujadas, unas veces, con trazo grueso y, otras con trazo
fino.
“Mi padre, que dibujaba con la mano izquierda porque era zurdo,
tenía una facilidad asombrosa para hacer estas viñetas. Yo le he visto hacerlo
en casa, donde tenía un despacho con una gran mesa inclinada e iluminada para
trabajar. Los carteles de cine los hacía sobre caballete. Las obras de gran
formato como las grandes fachadas para los cines las pintaba en su estudio en el
barrio de Gracia.
Autorretrato y retratos de Lenin y Stalin
Se trata de una colección que la heredera desea conservar unida
porque es un testimonio muy completo y de valor incalculable, además del
estético, sobre el imaginario narrativo de las bandas dibujadas en los años 40,
tan pegados al final de la guerra civil española de 1936 – 39. A través de su
contemplación y lectura se aprecia la sensibilidad de una sociedad que leía con
verdadera afición estas historias con el “continuará” del día siguiente.
“Cuando a mi padre le operaron y se mantuvo varios meses de reposo
en el pos-operatorio, La Prensa
recibió numerosas cartas –muchas de niños y jóvenes, que preguntaban por qué se
habían dejado de publicar las viñetas”, recuerda su hija.
Los títulos de las historias son variopintos: “El retrato habló”;
“La emisora de la muerte”; “Periodistas contra gánsters”; La fiebre del oro”;
“Tom el Afortunado”; “La capitana de los gánsters”; “Foto X.L -23”; 2El drama
en el circo”; “Aventura en Hollywood”; Llamada secreta al FBI”; El asesino
habla”; “La ley está alerta”; “Los ojos del muerto (Misterio en Brooklyn)” ;
“El camino prohibido”; “Plaza circular a las 11, 45” o “Crimen o imprudencia”
con guión de Tarín Iglesias.
Entre las viñetas bélicas: “Misterio en el Pacífico”; “Alas sobre
el Polo” o “Radar en el espacio”. Y entre las de caw-boys: “La venganza de Ralings”; “Prisioneros del gran Cañón;
“El final del duelo” o “La reina de los pieles rojas”.
“Resulta curioso observar como introduce el autorretrato, con su
fisonomía particular despejado de frente y con bigote, en alguno de los
personajes de las bandas. También representa en ellas las efigies, a modo de
cuadros decorativos, de Lenin y Stalin. En algunas de las bandas aparece por
detrás el sello en tinta característico de la censura de la época”.
En suma una colección única que bien merece figurar en alguna
colección, biblioteca o museo especializado en cómic, viñetas o bandas dibujadas.
Fernando Piñana fue un artista singular, versátil y polifacético.
Durante los años de la guerra civil estuvo en la cárcel Modelo de la Ciudad
Condal, al declararse carlista en un interrogatorio, y allí le encargaron hacer el retrato del
anarquista Buenaventura Durruti, pintura que se perdió o no ha sido localizada. El único
deseo de mi padre en la cárcel era seguir dibujando y pintando. “Hubiera hecho
igualmente el retrato de José Antonio Primo de Rivera si me lo hubieran
encargado como hicieron con el de Durruti”, decía mi padre.
Las fachadas de los cines y los carteles de las películas de
Piñana durante los años 40 y 50 fueron muy celebrados. Muchos de ellos figuran
en la colección de Francisco García Baena en Barcelona, así como en la
Filmoteca Nacional en Madrid.
Que información tan valiosa gracias por informarnos.
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