martes, 13 de julio de 2010

Lidia Buente, Visión de la Vida a través del Arte como lenguaje



Julia Sáez-Angulo



Lidia Buente, artista argentina residente en Madrid, estudió en la Escuela de Arte Beato Angélico de Buenos Aires la especialidad de pintura; grabado calcográfico en talleres de Madrid y fotografía artística y publicitaria en el estudio de Ricardo Arias. Ha sido seleccionada en numerosos concursos de arte, participado en ferias especializas y ha expuesto recientemente en la galería Pilares de Cuenca.


-¿Qué obra va a llevar a sus próximas exposiciones?

Son piezas muy relacionadas con la naturaleza, donde la mancha y el color, las luces y las sombras alternan a veces con imágenes fotográficas creando un contrapunto que acompaña la lectura de la obra.


-¿Qué concepto bulle detrás de su trabajo?
Es una forma de exteriorizar sensaciones y sentimientos, mi visión de la vida. Es la manera de transformar la energía interior en algo palpable, visual, a lo que me puedo enfrentar y así establecer un diálogo entre lo real y lo imaginario. Ante un lienzo en blanco vuelcas mucho de lo que llevas dentro, es un alegato a la libertad, que te ayuda a conocerte y a su vez a comunicarte con los demás. No es un trabajo reivindicativo, pero en cada pieza intento reflejar un poco de mi particular sentido de la belleza y poder compartirlo con otras miradas.


-¿Por qué la Abstracción?


Porque representa la fuerza de la esencia del color y de la forma. La impresión visual, que es lo primero que nos conmueve, te llega al alma antes que toda idea o lectura intelectual, como la música, llega y te invade.


-¿Qué le mueve a uno u otro color?

Utilizo el color que siento, es una cuestión de piel.


-¿Quienes han sido sus maestros principales en pintura?

Maestros... de todos aprendí, de los de Argentina, en la Academia de Arte Beato Angelico y de los de España y del fotógrafo Ricardo Arias, quien fue mi pareja y me enseñó a observar y a apreciar la belleza de la luz, del volumen y la composición en cada encuadre; la belleza de una mancha de humedad en una pared, o de las grietas de la corteza de un árbol.

-¿Quiénes sus maestros históricos?
Los clásicos, por supuesto, y algo especial por Klee, Zao wou-ki, Pollock, Rauschenberg, y una larga lista.

-¿Qué museo es su preferido?

En todos los museos que he visitado siempre he encontrado obras que me han sorprendido, pero en el Prado y en el Reina Sofía me siento como en casa, me gusta pasearme por sus pasillos arropada por sus cuadros, especialmente en esos días de poco público, me llena de paz.


-¿Qué exposición de esta temporada le ha interesado más?
La serie de Antonio Saura “Damas, desnudos, curas y cópulas, expuesta en la galería La Caja Negra, ha sido una de ellas.


-¿Qué libro de arte recomendaría?

Un libro muy pequeño “El elogio de la sombra” del escritor japonés Junichiro Tanizaki que reflexiona sobre la diferencia entre el mundo oriental y el occidental en el uso de la luz y de la sombra, para mí es una verdadera “joyita”.

-¿No se lanza a la escultura?

Me ha tentado muchas veces, es mi asignatura pendiente, pero de momento entre la pintura y el grabado no tengo tiempo para más, ya llegará la oportunidad.


-¿Qué virtudes y vicios ve en el circuito artístico?
No me atrevo a hablar de virtudes y vicios, pero si creo que existe, algunas veces un fuerte sentido comercial que va en detrimento de la creatividad, siento como si estuviéramos viviendo un momento de espera, no veo surgir nada que me haga vibrar.

-¿Cómo se afronta la crisis?

En mi caso no perdiendo mi ritmo de trabajo, yendo todos los días al taller y aprovechando para investigar y experimentar.


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