viernes, 15 de octubre de 2010

Carlos Boix, Escultura del Gran Tiburón de acero para Ginebra


 Carlos Boix


Julia Sáez-Angulo

El artista cubano residente en España Carlos Boix (La Habana, 1949) ha terminado su escultura Gran Tiburón, que se ha instalado junto a una piscina de Ginebra. Se trata de una pieza monumental, de dos por tres metros, en acero inoxidable y pintura al esmalte, que alberga en su vientre sillas, zapatos y lingotes de oro. Todo un guiño divertido y alusivo.

El autor ya había llevado a cabo otras esculturas de gran formato para exterior e interior, si bien de esta última se muestra especialmente satisfecho: “He querido plasmar un gran escualo porque es un bello ejemplar de la fauna marina, un fósil vivo que ha persistido en el tiempo. El tiburón es un animal necesario para el equilibrio de la naturaleza pero, al mismo tiempo, es un gran depredador de otros animales y de los hombres. Un escualo que acarrea numerosas leyendas consigo”, explica Boix. Al artista le esperan otras ocho piezas por ejecutar.




El Gran Tiburón lleva un puro en la boca, algo que lo convierte en un elemento de humor, con alusiones al habano cubano y casi al alter ego, puesto que Carlos Boix es un buen aficionado a los cigarros gruesos de buen tabaco. El autor inscribe su estética pictórica y escultórica dentro de un lenguaje pop renovado y esto lo confirma la escultura del Gran Tiburón. La iluminación nocturna enfatiza la pieza de gran tamaño que atrae por fuerza la mirada de los espectadores.

Sobre esta escultura se ha llevado a cabo una película que recoge todo el proceso, desde los primeros bocetos hasta su instalación en Ginebra, pasando por su realización progresiva en un taller no lejos del aeropuerto de Barajas. Ha sido un empeño muy cuidado para dejar constancia del proceso creativo y artístico del autor.


Serie pictórica sobre "Ibiza"

Carlos Boix ha iniciado, por otra parte, una nueva serie pictórica titulada “Ibiza” - un icono internacional- en su taller de la madrileña calle Mayor, serie que sigue a las anteriores tituladas “El Agua” y “Perritos calientes”. Amor, humor y erotismo se alternan en estos cuadros de marcado dibujo emparentado con el cómic y realizados en diversos materiales como óleo, acrílico, pastel, carboncillo... para lograr distintas texturas sobre los soportes de lienzo o papel.

El autor cubano es un artista errante que ha residido en París, Estocolmo, Ginebra y Madrid, entre otras grandes ciudades. De la capital francesa –donde ahora reside su hija- guarda buenos recuerdos, entre ellos su encuentro con el escritor Guillermo Cabrera Infante, “un hombre erudito, inmensamente culto y con un gran carácter”. En Madrid se relaciona con diversos escritores, entre ellos Juancho Armas Marcelo.

De pronto Carlos Boix saca una libreta, hace un pequeño dibujo y toma unas notas. “Fue una recomendación que me hizo el pintor Agustín Cárdenas (1927 – 2001) en París. “Tienes que llevar siempre una libreta para apresar la idea cuando llega” -explica- “pero el arte se hace en el taller y no en el bistró”, añadía con acierto el artista.







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