jueves, 14 de abril de 2011

¿AMERICANADAS?: LA ATLÁNTIDA ESTABA EN DOÑANA Y LA DESTRUYÓ UN MAREMOTO

Reconstrucción del poblado de Los Millares, en Santa Fe de Mondújar









Conjunto idealizado de la Atlántida

div> Imagen ideal de la Atlántida



M.D. Gallardo López

El pasado día 13 de marzo el canal National Geographic Society emitió un documental especial de una hora de duración titulado Finding Atlantis, que pretendía desvelar que la Atlántida existió realmente y dónde estuvo ubicada.

El filósofo Platón, creador del mito de la isla llamada Atlántida, la ubicó en el estrecho de las Columnas de Hércules, es decir en el estrecho de Gibraltar.
Los diálogos Timeo y Critias de Platón, escritos alrededor de 360 antes de Cristo, son las únicas fuentes de información conocidas acerca de la enorme isla. Platón escribió que la isla, que él llamó Atlántida, “en un solo día y de noche … desapareció en las profundidades del mar.”

Utilizando las detalladas referencias de Platón sobre la Atlántida, las búsquedas de su perdida civilización se han centrado desde mediados del siglo XIX en el Mediterráneo y el Atlántico, considerados los mejores sitios posibles para isla.

El debate acerca de si la Atlántida existió realmente y su búsqueda –utilizando las referencias que Platón detalla- dura largo tiempo, pero en la segunda mitad del siglo XIX la leyenda de la Atlántida adquirió una fascinación que llega hasta hoy:

En el capítulo IX de Veinte mil leguas de viaje submarino, en 1869, Julio Verne describe un alucinante encuentro de los protagonistas con los restos de una sumergida Atlántida. En 1883 el americano Ignatius Donnelly publicó Atlántida: El Mundo Antediluviano (Atlantis: The Antediluvian World). El libro de Donnelly tuvo gran acogida de público (fue reeditado hasta 1976). Tanto fue así, que el gobierno británico organizó una expedición a las islas Azores, lugar donde el escritor situaba la Atlántida.

Ahora un grupo internacional de investigadores, con el respaldo de la National Geographic Society de Estados Unidos, al frente del cual está Richard Freund, historiador de la Universidad de Hartford, Connecticut, dice haber ubicado la capital de la Atlántida.

El equipo formado por geólogos y arqueólogos, dirigido por el profesor americano, ha invertido dos años de trabajos con la ayuda de fotografías de satélite, radares capaces de penetrar la tierra, cartografía digital y tecnología submarina.
El grupo cree que la mítica ciudad llamada Atlántida -compuesta por varios anillos- se halla enterrada en las marismas del maravilloso Parque Natural de Doñana, al norte de Cádiz.
El equipo dice haber utilizado una foto de satélite de una supuesta ciudad sumergida.

Por otra parte, R. Freund ha “descubierto” en el interior de España una serie de "ciudades monumento”, "extrañas " y posiblemente construidas -según él- a imagen de la Atlántida por personas que lograron escapar después de la destrucción de la capital de los atlantes, destrucción probablemente provocada –dice- por un tsunami, es decir un maremoto en lengua española (¿por qué no utilizar correctamente nuestra lengua?). Los residentes de la Atlántida que no perecieron en maremoto-según él- huyeron tierra adentro y construyeron nuevas ciudades.

Según Freund aunque resulta bastante difícil entender que un tsunami, es decir unmaremoto, pueda llegar y arrasar hasta más de 90 kilómetros tierra adentro, eso fue lo que en opinión sucedió. Por otra parte dice que los maremotos están documentados en la región desde hace siglos; que uno de los más grandes fue una gran ola de 10 pisos que se estrelló contra Lisboa en noviembre de 1755.

Freund considera que, aunque es difícil saber con certeza que el emplazamiento, la Atlántida estaba en España; que el giro definitivo de su trabajo consistió en encontrar ruinas de ciudades parecidas a la que quedó enterrada en las marismas en la costa sur de España (Doñana).

El equipo patrocinado por la National Geographic ha anunciado su intención de volver para realizar excavaciones tanto en la zona del Parque de Doñana como en las en las “misteriosas “ciudades replica situadas más hacia el interior de España para estudiar más de cerca las formaciones geológicas y para fechar los restos.

La leyenda de la Atlántida


Atlántida (en griego antiguo Ατλαντίς νῆσος, Atlantís nēsos, ‘isla de Atlantis’) es el nombre de una isla legendaria de enormes dimensiones -más grande que el norte de África y Asia Menor juntas, por ello algunas veces es llamada “continente”- desaparecida en el mar, mencionada y descrita por el filósofo griego Platón en los diálogos Timeo y el Critias. Estaba ubicada más allá del estrecho formado por las Columnas de Hércules (el actual estrecho de Gibraltar).

En el diálogo Timeo, un discípulo de Sócrates, llamado Critias habla de la Atlántida en el contexto de un debate acerca de la sociedad ideal. Refiere una historia que de niño escuchó a su abuelo y que éste, a su vez, había escuchado a Solón (el venerado legislador ateniense. A Solón se la habían relatado los sacerdotes de la ciudad egipcia de Sais (ciudad del delta del Nilo). Refiere Critias la ubicación de la isla y la extensión de los dominios de los atlantes en el mar Mediterráneo; cómo los atenienses en una heroica victoria detuvieron el avance de los belicosos atlantes y cómo, finalmente, la Atlántida se hundió en el mar.

En el diálogo Critias, el relato se centra en la historia, geografía, organización y gobierno de la Atlántida, para luego comenzar a narrar que Zeus decidió castigar a los atlantes por su soberbia. Relato que se interrumpe abruptamente y la leyenda queda inconclusa.

Los atlantes tenían una avanzada civilización; tenían abundantes materias primas y las fachadas de los edificios estaban cubiertas de metales preciosos. Los atlantes navegaban por todos los mares y fueron pacíficos hasta que se corrompieron, intentaron conquistar el mundo y acabaron chocando con los atenienses, quienes les derrotaron. Zeus hundió entonces la isla Atlántida en el mar como castigo a la impiedad de sus habitantes.

La capital de la Atlántida es descrita formada por una estructura anillada en la cual se alternan canales de agua y masas de tierra hasta la isla central.
En resumen, según Platón, la leyenda de la Atlántida -que él filósofo localizaba cerca el estrecho de las Columnas de Hércules, es decir cerca del estrecho de Gibraltar- procede de Egipto.
¿Puede existir conexión entre las fabulaciones egipcias lo que había en nuestra península en torno al 2600 a.C.?
Lo que había era el período Calcolítico -como numerosas veces ha explicado la profesora A. Vazquez Hoys, de la UNED- con ciudades protoestado como la ubicada en el cerro llamado Los Millares, del término municipal de Santa Fe de Mondújar (Almería), cuya amurallada ciudadela interior estaba rodeado por tres murallas reforzadas con torres de planta semicircular y bastiones; además en las elevaciones cercanas contaba con numerosas defensas exteriores (se han localizado hasta 15 fortines), muchas de ellas fuertemente defendidas mediante murallas concéntricas. Puede verse perfectamente en el Museo Arqueológico de Almería.
¿Restos de ciudades similares a la ubicada en el cerro de Los Millares –no es la única, aunque sí uno de los yacimientos más importantes del período Calcolítico- son las “misteriosas ciudades monumento” a las que se refería R. Freund en el documental?
Si se observan las imágenes idealizadas de la capital de Atlántida -de estructura anillada, como hemos dicho más arriba- y la reconstrucción de la ciudad del cerro de Los Millares, es posible ver un cierto parecido. Pero, desde luego, ciudades como la ubicada en los Millares no las construyeron los hipotéticos supervivientes de la legendaria Atlántida. ¿Por qué R. Freund y sus colaboradores no se dan un paseo por el nuevo y excelente Museo Arqueológico de Almería, inaugurado hace unos años?

La leyenda de la Atlántida ha servido de inspiración para numerosas obras literarias y cinematográficas, especialmente historias de fantasía y ciencia-ficción.

También ha inspirado bastantes obras musicales, entre ellas destacamos la partitura para solistas, coro y orquesta con la que Manuel de Falla puso música al poema de Jacinto Verdaguer L'Atlàntida de 1876, con el que consiguió el premio extraordinario de la Diputación de Barcelona, cuando contaba los treinta y dos años, y fue la consagración de Verdaguer como poeta. La partitura, tras veinte años de trabajo, quedó truncada por la muerte Falla en 1946. Su discípulo Ernesto Halffter la completó y en 1976 la estrenó.

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