martes, 7 de junio de 2011

La Duquesa de Calabria expone acuarelas de Paisajes, Celajes y Flores en Analcai


S.A.R  Doña Ana de Orleáns y su esposo Don Carlos


“60 Acuarelas”
Espacio Analcai
c/ Viriato, 57-59.
Madrid, junio, 2011



Julia Sáez-Angulo



Algunos medios informativos la denominan la “princesa acuarelista. Se trata de Doña Ana de Orleáns, princesa de Francia y duquesa de Calabria por su matrimonio con el español S.A.R. don Carlos de Calabria. Pero a la hora de exponer, ella aparca suavemente el protocolo y se muestra como artista de la acuarela, técnica de la que es experta y en la que lleva años trabajando y mostrando al público.

Sesenta acuarelas dentro de un montaje muy diáfano, en el que la autora reúne por muros: paisajes, celajes, flores y floreros. Dice que la afición al arte le viene de infancia y de familia. Desde muy niña tuvo preceptor de pintura y, en casa de sus augustos padres y otros parientes, siempre ha visto colgadas obras de sus antepasados dedicados igualmente a pintar al óleo o a la acuarela.

En España ha seguido las enseñanzas del profesor Pablo Echevarria, después de haber estudiado antes en la Escuela de Sevres (París) y en el Estudio de Milly Possos en Cintra (Portugal). Es miembro de la Agrupación de Acuarelistas de Madrid y recientemente la hemos visto presidir la exposición “Unidos por la Acuarela”, comisariada por Pablo Reviriego en ExpoMetro de Madrid y después en Sigüenza.

La inauguración estuvo muy animada de artistas del Grupo pro Arte y Cultura que ella preside y lidera Mayte Spínola, de la Agrupación de Acuarelistas, así como otros personajes de la vida cultural y social. Doña Ana mostraba orgullosa los blancos impecables de sus acuarelas, sacados del mismo soporte “sin necesidad de ayuda alguna de pegamentos”. Así la acuarela queda impoluta y no sufre.

“Al empezar a pintar acuarela, acudía a las rosas del grabador Pierre-Joseph Redouté (Saint-Hubert, Bélgica, 1959 – 1840), pero las fui apartando para tomar como modelo las flores reales”, declara la duquesa de Calabria. A la vista está ahora toda la flora colorista de rosas, lilas, bouquets de novia, tulipanes, crocus..., en algunos casos dentro de floreros de cristal, donde la artista luce su dominio de las transparencias.

Color en las cuatro estaciones


Los paisajes de la pintora abarcan un registro muy variado que va desde el “Lavadero” de su finca “La Toledana” (un nocturno magnífico) al “Camino nevado” hacia el castillo de Württemberg de su hermana Diana de Francia, en Alemania, pasando por toda clase de “vedutte” sobre las cuatro estaciones, lo que le permite desde los rojos encendidos del otoño, a los blancos nevados, pasando por el verde tierno de la primavera o los amarillos del verano. Algunos paisajes industriales completan este capítulo, ordenadamente reunido en una de las paredes.

En los celajes se muestra la parte más abstracta de la obra de Ana de Orleáns, ya que su estilo abarca por igual la acuarela muy dibujada que la suelta en la mancha, como sucede con los cielos. Algunas aves se cuelan de vez en cuando en estos celajes, donde las nubes son las protagonistas.

Como colofón, una rareza: “Gallinas”, acuarela en donde la pintora dibuja con precisión estas aves de corral en diversas posiciones. El resultado es vistoso y colorista, casi un documento sobre la variedad de gallinas. Esta acuarela singular se muestra a la entrada como fuera de catálogo, ya que pese a haber pintado diez ejemplares de gallinas, sólo quedaba esta por mostrar.

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