Julia Sáez-Angulo
Después de algunos años de residencia en Ecuador, la pintora Anabel H. Núñez se ha instado de nuevo en Madrid y ha presentado a los medios culturales su nueva casa/estudio en la capital de España, antes de hacer la inauguración oficial con una exposición retrospectiva de su obra, que será próximamente. Coincidiendo con esta presentación, la autora mostró su último cuadro titulado “Rolex”, antes de entregarlo al coleccionista que se lo encargó.
Anabel H. Núñez (Madrid, 1967) es una pintora a la que gusta trabajar sus cuadros con la proporción áurea, como se aprecia en el díptico titulado “Paseo de la Castellana”, donde la geometría, en alternancia de distintos rectángulos y cuadrados, conforma la morfología de la pieza, resuelta en un ritmo de colores intensos sobre el blanco del fondo.
En el cuadro titulado “Rolex” (150 x 150 cm.), la pintora madrileña ha desestructurado por completo la forma de un reloj de pulsera de esta marca y, sin perder uno solo de sus componentes, lo reconstruye casi al modo del cubismo analítico, aunque es el ritmo geométrico de las piezas exteriores lo que determina el ritmo y la composición de esta obra singular. No falta ninguna, cuando se miran con atención los elementos de la cadena engarzada, la corona fragmentada del logo de marca, o los números romanos que siguen su propia danza.
Un cuadro magnífico resuelto en ocres, azul cobalto y negros fundamentalmente, en el que destaca de nuevo la proporción áurea y la espiral de Fibonacci, conocida por los matemáticos, espiral que se forma sumando los dos números anteriores de la serie, que aparece con frecuencia en la naturaleza de forma óptica como en ciertas galaxias, huracanes, girasoles... y tiene cierto parecido con la espiral de los trilobites y otras conchas marinas, si bien en este último caso son más bien espirales logarítmicas.
“Retratos de objetos”
“Me gusta hacer retratos de objetos, pero no precisamente realistas”, explica Anabel H. Núñez. “Yo considero que este cuadro es un “retrato” del mítico Rolex, pero siguiendo mi lenguaje entre abstracto, geométrico y matemático. La espiral de Fibonacci es muy seductora para trabajar con ella”.
Anabel H. Núñez dice estar satisfecha con el silencio y la luz de su estudio madrileño, en el que prepara la inauguración definitiva, con una especie de retrospectiva que hable de su trayectoria que va de la figuración a la abstracción o desestructuración de las formas. La pintora estudió durante seis años en la Academia Peña de Madrid, donde aprendió todos los registros del arte hasta definir su propio lenguaje plástico.
En la presentación se encontraban entre otras personas, la pintora María Robles –amiga de la artista- y la coleccionista ecuatoriana Lucía Vela, que elogió la pintura de los compatriotas que figuran en su colección: Osvaldo Viteri, Enrique Tábara y Eduardo Kingman, así como la obra de Anabel H. Núñez, de la que acaba de adquirir un cuadro.
También estuvo presente la empresaria y coleccionista Consuelo Más, que cuenta con una buena colección de pintura del XIX, procedente de su familia, a la que ella ha enriquecido con nuevas obras del XX. “La última ha sido un precioso desnudo, del pintor Ángel Agrela, porque me gustó mucho cuando lo vi en su reciente exposición”.
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