martes, 23 de agosto de 2011

Walter Benjamín y Gershon Scholem, apasionante correspondencia de dos pensadores



“Walter Benjamin/Gershon Scholem
Correspondencia 1933 – 1940”
Traducción de Rafael Lupiana
Editorial Trotta
Madrid, 2011 (277 pags)





Julia Sáez-Angulo


Dos grandes pensadores Walter Benjamin (1892 – 1940) y Gershon Scholem (1897 – 1982) mantuvieron una intensa correspondencia en los años críticos de la década de los 30, hasta finales de la segunda guerra mundial. Sus cartas revelan sus reflexiones y razonamientos, sus opiniones sobre muchos temas, entre ellos sobre el escritor Kafka (1882 – 1924).

Albos pensadores son judíos y su tradición nutre las ideas aunque el enfoque sea diferente respecto a Kafk, por ejemplo. Benjamín dice del escritor checo:
“La obra de Kafka es un eclipse, cuyos focos, muy alejados entre sí, están determinados, por un lado, por la experiencia mística (que es, sobre todo, la experiencia de la tradición), y por otro, por la experiencia del hombre moderno de la gran ciudad”.

Gershon Scholem, por su parte, dice: “¿De verdad está obra representa para ti una “enfermedad de la tradición”? Yo diría que tal enfermedad reside en la naturaleza misma de la tradición mística: el que de la trasmisibilidad de la tradición sea lo único que se conserve vivo en ella, eso es lo natural en la decadencia de la tradición”.


“Historia de una amistad”

Scholem, dice en el prólogo: “se han reproducido íntegras las cartas de ambos. Tan solo en unos pocos pasajes he modificado el orden de algunas palabras, y en cuatro he suprimido manifestaciones de naturaleza personal referidas a personas que aún viven y que podrían tener un efecto difamatorio. Asumo toda la responsabilidad al respecto. Quisiera reclamar claramente que estas supresiones no se referían al Instituto de Investigación Social ni a sus colaboradores activos en aquel momento”.

En el libro “Walter Benjamín. Historia de una amistad” (1975), Scholem dice que poseía la colección completa de cartas de Benjamín, pero no las que él mismo había dirigido al filósofo. Los documentos caídos en manos de la GESTAPO habían sido destruido en gran parte. Le incautaron los papeles que dejó en su vivienda berlinesa y en la de París, que después se recuperó. Benjamín guardaba felizmente todas las cartas, útiles para completar esta peculiar correspondencia entre dos autores de una misma tradición y puntuales discrepancias.

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