miércoles, 17 de octubre de 2012


Díaz Castilla, Autorretrato


Díaz-Castilla, Trayectoria brillante de un pintor y dibujante





Julia Sáez-Angulo

         Agustín Rodríguez Sahagún, cuando era marchante y galerista de arte antes que alcalde de Madrid, fichó muy joven a Luciano Díaz-Castilla (El Soto de Piedrahita, Ávila, 1940), apenas titulado por la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. Lo veía como un dibujante nato y paisajista excepcional, claro competidor de Benjamín Palencia y le compraba los cuadros de diez en diez.
        
         Díaz-Castilla era amigo del maestro Palencia aunque nunca no vio pintar porque el maestro era celoso de su trabajo. Cuando el joven Luciano empezó a destacar, los celos pasaron a su persona y Palencia comenzó a decir que Díaz-Castilla era su discípulo, cuando en realidad no fue tal.     

Luciano Díaz-Castilla va a ser objeto de un homenaje en la Casa de Ávila en Madrid (Caballero de Gracia, 18), organizado por la institución y una serie de artistas, escritores, historiadores y críticos de arte. El acto tendrá lugar el 25 de octubre de 2012.

         El reconocimiento del pintor abulense fue temprano y cotizado entre muchos coleccionistas. La sabia mano de Rodríguez Sahagún lo llevó a figurar en las mejores colecciones  españolas, sobre todo las centradas en el paisaje.

         El artista confiesa que tuvo muy buena relación de amistad y respecto mutuo con Rodríguez Sahagún. “Fue una pena que con el tiempo se dedicara a la política porque el mercado del arte perdió un buen marchante, y más pena aún que falleciera, porque, en mi opinión, los herederos han liquidado sus fondos de arte de mala manera, bajando los precios de cotización de los artistas en el mercado”, declara Díaz-Castilla.

         “Yo nunca he llevado mis cuadros a una subasta, porque me parece que eso no procede que lo haga el artista, ni siquiera he pasado a cobrar ese porcentaje que el artista merece, pasado el tiempo, por los cuadros que se venden en venta pública. Han salido cuadros míos de la primera época en subastas y me ha molestado en algunos casos su baja cotización de salida”, añade el pintor.

Etapas de su obra

         Luciano Díaz-Castilla reside en su pueblo natal consagrado por entero a la pintura, donde ha ido evolucionando con arreglo a sus inquietudes e investigación plástica. Su obra la clasifica en seis etapas que van desde el Aprendizaje (1963 -69) hasta Vuelta al color (1997 – 2012), pasando por Bellas Artes (1970 – 1976); En el valle de Corneja (1976 -1980); Serenidad y calma (abstracción) (1980 – 1994) y Series y signos de la Naturaleza (1994 -1996)

         El número de exposiciones que Díaz- Castilla ha hecho se acerca al centenar y ha participado en muestras artísticas del Parlamento Europeo o “Las Edades del Hombre” en Medina del Campo con su célebre cuadro "El grito", que representa a un castellano con los brazos en alto.

         Actualmente, tras un infarto, el artista se ha consagrado de lleno al dibujo, “tengo más de tres mil y todos clasificados”; también hace incursiones en la pintura. Su ánimo y entusiasmo por el arte no han decaído y sigue atento para clasificar todos sus archivos.


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