LMA
22. 05. 13 .- Madrid .- A partir del viernes 22
de febrero, y hasta el 18 de mayo de 2013, se exhibe en el Museu
Fundación Juan March, en Palma, la exposición EDUARDO
ARROYO: RETRATOS Y RETRATOS, que ofrece más
de un centenar de obras, entre pinturas, dibujos, esculturas y
fotografías del artista. Las pinturas, dibujos y esculturas proceden de distintas colecciones públicas y privadas,
españolas e internacionales, y las 70 fotografías, en su mayoría inéditas,
pertenecen a la colección del autor.
Esta exposición se exhibirá
posteriormente, en Cuenca, en el Museo de Arte Abstracto Español, entre el 7 de junio y
el 6 de octubre.
Con
un título intencionadamente redundante, la
exposición Eduardo Arroyo: retratos y retratos, que reúne más
de un centenar de obras del artista, está centrada en dos aspectos muy presentes en su trabajo durante gran parte de su prolífica carrera de pintor y
que, sin embargo, hasta ahora apenas habían sido expuestos, desde luego nunca
confrontados el uno al otro.
Se
trata, por un lado, de su faceta de
retratista. Arroyo ha sido, desde sus inicios, un pintor de retratos (y
autorretratos), interesado tanto por personajes de ficción como por personajes
muy históricos y muy reales. Estos últimos han sido el objetivo principal a la
hora de seleccionar las obras para esta exposición: autorretratos o retratos de
figuras reales, históricas, y no tanto representaciones de personajes
imaginarios.
Las
33 pinturas y dibujos y las 8 esculturas que integran esta muestra, pertenecientes a distintas
colecciones públicas y privadas españolas e internacionales, conforman una
galería de retratos –algunos de ellos conocidos, otros rigurosamente nuevos– de
personajes de la historia nacional e internacional: figuras históricas como
Isabel la Católica; figuras de la vida pública, que van desde Napoleón a la
Reina de Inglaterra pasando por Carmen Amaya; escritores como Franz Villiers;
boxeadores como Manuel Cerdán; poetas como Hölderlin; pintores como Soutine,
Van Gogh, Rembrandt o Richard Lindner o santos mártires como San Sebastián… y
también el propio pintor. La selección
incluye piezas de finales de los años 50, fecha de su marcha a París, hasta el
año 2011, con algunas esculturas y, sobre todo, tres autorretratos muy recientes que parece haber firmado desfigurándolos –los rostros
tienen huellas de las sustancias líquidas que el pintor ha arrojado a cada
rostro al acabarlo– cum ira et studio,
con esa mezcla de humor y seriedad perfectamente conscientes que nadie puede
echar de menos en la polifacética obra de Eduardo
Arroyo.
Pero
Arroyo ha sido, también, un artista enormemente interesado por otra faceta del trabajo artístico, una actividad para la que aún no hace mucho solía
emplearse la palabra “retrato” (en aquellas épocas en la que la gente aún “iba
a retratarse”): la fotografía. Y es que, desde siempre, a Eduardo Arroyo
le ha interesado la fotografía, de modo especialmente operativo a partir de los
años 70. Le atraía no tanto como práctica artística –Arroyo no es ni ha
querido ser nunca fotógrafo, ni mucho menos “artista-fotógrafo”–, sino en su
papel –nunca mejor dicho– de soporte de la memoria familiar y social; en última
instancia, su poder narrativo. En este sentido habla Oliva María Rubio
de “narraciones fotográficas”.
En
efecto, a Arroyo le han interesado las viejas fotografías de los rastros y
los mercadillos, los desechos de los álbumes familiares y las fotografías de
autor desconocido y gentes anónimas, sobre cuyo soporte y cualidades ha
trabajado e intervenido –pintándolas, cortándolas, fragmentándolas,
yuxtaponiéndolas a dibujos, pinturas o papeles de calco, haciendo collages y
foto-collages, seriándolas– como mejor le ha parecido y más convenía a sus
intereses pictóricos. Las 70
fotografías, en su mayoría inéditas y todas
pertenecientes a la colección del autor, que completan esta exposición
testimonian su trabajo con la fotografía. En realidad, éste ha sido el núcleo
original desde el que se ha desarrollado el presente proyecto expositivo.
Eduardo Arroyo: retratos y retratos, organizada por la Fundación
Juan March, ha contado con Oliva María Rubio
como comisaria y con la colaboración de La
Fábrica. Se exhibirá en el Museu Fundación
Juan March de Palma (22 febrero-18 mayo 2013) y, posteriormente, en el Museo de
Arte Abstracto Español de Cuenca (7 junio-6 octubre 2013).
Para
acompañar esta exposición, la Fundación Juan March edita un catálogo ampliamente ilustrado, con una entrevista a Eduardo Arroyo,
ensayos de Oliva María Rubio, Michel Sager, Manuel Fontán del Junco y textos de Fabienne
di Rocco.
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